Hace pocas semanas vivimos uno de los actos violentos y terroristas más atroces que ha visto el Ecuador en mucho tiempo: el paro nacional orquestado por varios grupos con causas sociales a las que se sumaron grupos terroristas disfrazados de protestantes.

Alguien debe hacerse responsable por dejar a esas familias en una situación de necesidad extrema, aún más de la que ya viven.

Existen grupos sociales que han sido olvidados y dejados a un lado cuyos reclamos son legítimos. Sin embargo, no puede permitirse que esos reclamos conduzcan a un secuestro de las carreteras y del país en general. Algunos de los llamados “protestantes pacíficos” también fueron a las empresas privadas a exigir la suspensión de trabajos y la “entrega” de los colaboradores. ¿Cómo puede clasificarse ese acto? ¿Es realmente un acto de protesta no permitir que los trabajadores de una empresa puedan cumplir con sus deberes diarios?

Una de las quejas generalizadas es que los productos de la canasta básica están excesivamente costosos y, por ende, el costo de la vida está en aumento constante. Eso se debe a varios factores exógenos. Por una parte, la guerra Rusia-Ucrania ha tenido un impacto en las cadenas de suministro de todo el mundo; no es un tema que afecta de manera directa a Ecuador. Por otra parte, el mundo está entrando a una recesión global en la que la inflación está en incremento día a día; el fortalecimiento del dólar afecta de manera directa a nuestros productos ecuatorianos y a lo caro que se ha vuelto todo. Pero considerar que paralizar la producción petrolera y productiva del país iba a tener un impacto positivo fue completamente equivocado. Las personas que colaboran en las empresas privadas que no pudieron continuar operaciones gracias a las exigencias de los manifestantes perdieron horas extras, turnos de fin de semana, bonos y utilidades. ¿Quién les va a devolver eso? ¿Será que el señor Iza y todos los dirigentes de las organizaciones sociales sacarán de su bolsillo para rembolsar a los trabajadores el dinero que perdieron gracias a paralizar un país?

Alguien debe hacerse responsable por dejar a esas familias en una situación de necesidad extrema, aún más de la que ya viven. Las quejas sociales, como dije, son válidas y deben ser escuchadas, especialmente si se sienten abandonados por el Gobierno, que no ha podido canalizar sus súplicas; pero lo que no es válido es afectar propiedad privada y a los trabajadores que viven del día a día de manera indirecta.

La reactivación económica de Ecuador no solo depende de las políticas públicas que el Gobierno plantee, sino también de lo que la Asamblea Nacional acepte y de lo que se necesita como economía para poner a andar la rueda de la productividad nuevamente. Existen sectores que sufrirán grandes pérdidas este año, no solo económicas, sino en disminución de su productividad y merma de sus materias primas. A eso sumarle los costos de insumos, que están por la nubes.

Como corolario, es importante determinar lo que necesita el país para salir de este bache, tomando en cuenta la situación a nivel global, lo que demuestra que no será fácil ni rápido. Pero sin duda debemos empezar a poner en marcha un plan de reactivación, y las zonas francas podrían ser de gran ayuda para este punto. (O)