Este domingo, 13,9 millones de ecuatorianos están llamados a las urnas para contestar cuatro preguntas en la consulta popular y referendo que ha propuesto el Gobierno sobre la eliminación de prohibir bases militares extranjeras en el país, acabar con la financiación del Estado a organizaciones políticas, disminuir los miembros de la Asamblea Nacional de 151 a 73 y, la más trascendente, si se forma una nueva asamblea constituyente para que redacte un proyecto de nueva constitución -que luego tendría que ser aprobado en plebiscito-.
Respecto de la importancia de que los ciudadanos asistan a votar están causas más importantes que solo recibir el certificado de votación, de acuerdo con lo que dicen varios de nuestros columnistas a continuación:
Nelsa Curbelo
“Este domingo se decide el rumbo que queremos tenga el país. Y debemos hacerlo entre todos. Porque nos concierne. Porque el país nos importa. Porque honramos y hacemos nuestra la lucha de tantos seres humanos que a lo largo de la historia buscaron caminos para no ser marionetas del poder de turno, sino actores en la construcción de una sociedad mejor.
Es un acto de dignidad, cada voto cuenta, cada ausencia también. Y de democracia, porque estamos llamados a respetar con sinceridad los resultados mayoritarios, aunque no sean los que queremos.
En momentos en que la polarización, el miedo, la inseguridad y la inestabilidad que acarrea tienen a la sociedad crispada, tratar de conservar un mínimo de serenidad y proyectarnos como personas y como país a un futuro más equitativo requiere esfuerzo de reflexión personal.
Es un potente acto de esperanza y dignidad, es decir, estamos de pie.
Este país lo construiremos con lo mejor de su gente, con sus propuestas, con sus opciones, y nos sumaremos todos para reconstruir el tejido social hecho pedazos.
Hemos tenido pocos pero intensos días de campaña de las diferentes opciones.
Es hora de alejar de nuestro interior tanto ruido y permitir que emerja la elección que consideramos correcta, teniendo como guía no solo lo que se propone, sino los frutos cosechados por las acciones de los portavoces de las diferentes posibilidades. Verdadero test de credibilidad.
Ir a votar este domingo es una afirmación de entereza frente a la indiferencia y el miedo. Es una contribución pequeña en cantidad, pero enorme en esperanza". (O)
Nila Velázquez
“Los ecuatorianos, ejerciendo el derecho del sufragio y basados en los principios democráticos que consagra la Constitución, responderán con su voto a cuatro preguntas planteadas por el presidente de la República. Es necesario que el voto sea la consecuencia de una decisión, producto del conocimiento del tema planteado y su relación con las necesidades económicas y sociales de los ciudadanos. Esto quiere decir que al acercarnos a las urnas lo hicimos seguros de las respuestas.
¿Ya pensó cuáles serían las ventajas y las desventajas de que hubiera bases militares extranjeras en nuestro país? ¿Se ha preguntado alguna vez si es adecuado que las organizaciones políticas reciban financiamiento del Estado, es decir, de todos los ecuatorianos? ¿Cree que el trabajo que corresponde a los asambleístas requiere ese número de miembros? Y algo muy importante: ¿le parece que el país necesita la instalación de una asamblea constituyente?
Las respuestas marcarán decisiones de las cuales seremos responsables los ciudadanos, por eso, es necesario que antes de sufragar nos interesemos en conocer la realidad de todos los ecuatorianos: los que viven en las ciudades, los que habitan y trabajan en el campo, los que buscan en las calles algunos ingresos, los que son profesionales y los que no han terminado la primaria. Y, sobre todo, que quienes aspiran a conducir el país están listos para el cambio que necesitamos". (O)
Gustavo Cortez Galecio
“Si bien el voto es obligatorio en la democracia ecuatoriana (un completo contrasentido tratándose del sistema político que más defiende las libertades), no hay que acudir este domingo a las urnas a cumplir con ese trámite, sino a expresarse con responsabilidad sobre tópicos que tienen que ver con la estructura política del país y el tan preocupante tema de la seguridad interna o externa.
En otras palabras, no vaya el domingo a las urnas por el papelito (certificado de votación) que aún lo piden en algunos trámites públicos. Vaya porque es su responsabilidad con el país, con la comunidad, con usted mismo, decidir sí o no a las opciones que se plantean desde el Gobierno de turno, y que usted debe haber revisado concienzudamente antes de acercarse al recinto electoral.
Vaya porque con todos sus defectos, la democracia es el mejor sistema político al que actualmente podemos aspirar y si a través de ella se nos convoca a votar, no debemos ignorarlo porque, vayamos o no, los efectos que salgan de esta elección nos alcanzarán a todos, sin excepción. Y recuerde que no es un plebiscito para calificar la gestión de un presidente, sino el pronunciamiento sobre cuatro temas puntuales". (O)
Gilda Macías Carmigniani
“Por qué ir a votar:
- Votaremos el domingo por responsabilidad y compromiso con el país, porque no podemos, como decía Pancho Huerta, ser solo habitantes con cédula. Recordemos el rol de nuestros ancestros por la independencia y no caigamos en la banalidad de pensar que aquí no pasa nada. Como expresa Amartya Sen: “Un país no tiene que ser considerado apto para la democracia; más bien, tiene que encajar a través de la democracia”.
- Establecer los vínculos ciudadanos con las decisiones del domingo es lo esencial en la democracia; es un momento de la historia a la que todos pertenecemos y que puede cambiar su rumbo. La democracia invita a despertar del inmovilismo político, pensar, reflexionar, participar activamente en un proceso integral de cambio.
- El futuro es ya el presente y está anclado en el pasado como nudo de capitón. Hay que tejerlo, reorganizando la realidad en un sistema de decisiones colectivas, que sume las preferencias individuales. No participar es una privación importante que impide el desarrollo del rol constructivo de la democracia en la formación de valores y comprensión de derechos y deberes.
- El mundo ya es otro, la velocidad de los cambios nos aturde y por eso, en caso de ganar el sí en una pregunta o solo en la Constitución, esta debe ser un tronco que eche raíces en la cultura, a través de principios universales inspiradores, aun cuando sepamos que no solo con estos se transforman las sociedades.
- No confundamos los ideales fundantes con descripciones de lo institucional que ya existe. Esa política cargada de ideologías configura esperanzas imposibles de concretar. Por eso hay que reconocer sus límites, para encontrar reformas factibles y encaminar los esfuerzos para lograrlo.
- Las votaciones en democracia despiertan la esperanza. Es un marco de acción para un momento histórico cuando, como señala A. Przeworki, un grupo de personas más o menos iguales, más o menos eficientes y más o menos libres puede luchar en forma pacífica por mejorar el mundo de acuerdo con sus diferentes visiones, valores e intereses.
- Hay momentos de la historia en que se requiere un liderazgo fuerte para brindar seguridad en las turbulencias y definir un futuro de posibilidades, no de certezas camufladas en un remedo de plan de gobierno a la medida. Es hoy el momento.
- No queremos vivir nuevamente la hostilidad embanderando la historia y la palabra dimitiendo forzada. Pero la política no se resuelve con cadenas de oración. ¡Hay que salir a votar!, sin miedo. Podemos hacer la diferencia". (O)
Irene Torres
“Con los resultados de las elecciones del pasado mayo aún tibios, se siente apresurado ir a votar por temas que son importantes para el país cuando el ejercicio también resulta un plebiscito a favor o en contra del presidente. Aun así, un voto informado es el esfuerzo mínimo que debemos realizar en bienestar de nuestra alicaída democracia. El ausentismo electoral, que puede constituir una muestra de protesta legítima, muestra también una indiferencia descarada ante los problemas acuciantes del Ecuador y le quita autoridad al mandato popular. El Gobierno debe conocer lo que condenamos y lo que apoyamos, le guste o no el resultado. Además, es irresponsable con el país y con nosotros mismos dejar que los demás decidan.
Es fácil pensar en el compromiso que tenemos para votar como una obligación legal más que nos gusta cumplir a medias. Evadimos impuestos si podemos, bloqueamos el paso al peatón si no estamos en gana de dejarlo pasar, nos llevamos el papel de la oficina aunque podríamos comprar el mismo número de hojas por 30 centavos. Votar por votar nos suena cómodo. Pero eso sería desperdiciar una de las pocas oportunidades para que nuestra voz, sumada a otras, pueda hacerse escuchar. No estaremos todos de acuerdo al finalizar la jornada de votación, pero podremos estar de acuerdo con que fue la decisión de la mayoría. Y estos acuerdos son importantes para poder seguir adelante. Estudiemos y debatamos las preguntas con amigos y contrarios y votemos a conciencia el domingo". (O)
Roberto Passailaigue Baquerizo
“El 16 de noviembre los ecuatorianos participaremos nuevamente en un ejercicio fundamental de la vida democrática: responder las preguntas planteadas en la consulta popular y referendo. Más allá de la obligatoriedad jurídica, esta jornada implica un compromiso cívico y moral que nos recuerda que la legitimidad de las instituciones se sostiene en la participación informada de la ciudadanía.
Este artículo busca invitar a una reflexión serena y responsable sobre el sentido del voto. No constituye propaganda partidista ni se enmarca en las etiquetas que hoy saturan el debate público. Hablo como un ciudadano que aspira a un país donde las nuevas generaciones puedan desarrollarse sin verse obligadas a migrar y donde quienes permanecemos podamos vivir sin el constante asedio de la delincuencia y de estructuras criminales que erosionan el Estado de derecho.
En el periodo de silencio electoral, conviene detenernos a pensar en el país que hemos construido y en el que queremos legar. Mirar hacia atrás permite valorar aciertos y errores, así como reconocer los ciclos políticos que han marcado la región y que, en algunos casos, han derivado en dinámicas de polarización, adoctrinamiento y corrupción.
La ampliación del sufragio a partir de los 16 años abrió la puerta a la participación temprana, pero también plantea desafíos sobre la formación crítica de ese segmento juvenil, frecuentemente expuesto a discursos ideológicos que buscan adoctrinarlos.
Quienes somos considerados adultos mayores tenemos la responsabilidad moral y cívica de acudir a votar, aunque ya no sea obligatorio. Votar nulo o blanco implica ceder el espacio de decisión a otros y, en última instancia, favorecer intereses que se benefician de la apatía o la confusión.
¿Por qué debemos ir a votar este domingo? Todos, incluyendo mayores adultos y menores de edad con derecho al voto, debemos ir masivamente a votar, porque la consulta no solo es la votación; es la elección entre dos modelos de país. Uno, basado en el respeto institucional, la iniciativa privada y las libertades, para lo cual habrá que cambiar la Constitución; y el otro, asociado a esquemas estatistas que en la región han derivado en restricciones económicas y deterioro democrático, así como el auge de la delincuencia, bajo la protección de una constitución proteccionista del derecho de los delincuentes.
Este es un momento para escoger con claridad el rumbo que queremos para nuestra patria y nuestras familias". (O)