Décadas atrás calificábamos al Ecuador de isla de paz, rodeada de países violentos, Colombia y Perú, que siguen azotados por la violencia, algo atenuada gracias a presidentes decididos a combatirla, Uribe y Fujimori, respectivamente. En Ecuador, Febres-Cordero cortó la guerrilla de Alfaro Vive de cuajo. Pero los gobiernos que vinieron después han sido más permisivos. La isla de paz no va más.

A partir de 2022 sufrimos un recrudecimiento delincuencial, en primera instancia asesinatos entre carteles de droga. Mueren inocentes que se encuentran en medio de balaceras. Hay gran zozobra ciudadana. Las autoridades nacionales sostienen que la acción de las fuerzas del orden les ha reducido el territorio a las bandas que se disputan lo que les queda.

Secuestro extorsivo, entre los 11 delitos asociados a delincuencia organizada en Ecuador, según observatorio

Más recientemente, la ciudadanía sufre una ola delictiva. Videos atestiguan asaltos de preadolescentes armados a automovilistas. Incluso hay saqueos en ciudadelas cerradas que tienen guardia de seguridad. Los negocios quiebran por la exigencia de vacunas. Las encuestas revelan que la población pone a la delincuencia como el peor problema, tanto para el país como en lo personal, superando al desempleo. EL UNIVERSO reporta el incremento de ecuatorianos que desafían el tapón de Darién en su afán de migrar a los EE. UU., algo que antes solo hacían los venezolanos.

En respuesta, los ciudadanos se recluyen para evitar el peligro. Se deteriora la calidad de vida. Los aviones se llenan de viajeros que buscan destinos donde puedan salir a caminar a la calle sin sobresalto. Si sumamos a eso el largo letargo económico, que está en su noveno año –hay menos empleos formales en febrero 2023 que en febrero 2014–, el resultado es que los jóvenes ven poco atractivo el país y se plantean emigrar. El país está perdiendo lo mejor de su juventud, desde profesionales con posgrados obtenidos en el exterior hasta bachilleres con ambiciones de prosperar a quienes no les importa empezar desde abajo en EE. UU. o España. Es tendencia que familias con negocios importantes los vendan y emigren en masa para radicarse en España. El Ecuador está por convertirse en país envejecido y sin futuro.

¿Podrán pensar en su país, Ecuador?

Desincentivar la delincuencia

Incluso los políticos corruptos emigran para gozar de su dinero mal habido, fruto de coimas o peculado, depositado en algún paraíso fiscal. ¡Cuántos altos funcionarios del correísmo, mencionados en caso de lavado de dinero que se ventilan en cortes de los EE. UU., han desaparecido sin rastro! Y de este Gobierno, ya hay también alguno.

Esta situación se resolverá cuando los ciudadanos exijamos al Ejecutivo acciones contra la delincuencia. Que la Policía no solo desbarate bandas de narcotraficantes, sino también de delincuentes comunes. A la Asamblea, que apruebe reformas legales para combatir la delincuencia. Que sea legítimo que en la represión de actos delictivos la Policía dispare a malhechores y no sean acusados si alguno fallece. A la Corte Constitucional, que su afán por proteger derechos humanos no se circunscriba a los de los delincuentes, sino que priorice los de los ciudadanos. Que ponga coto a eso que cualquier juez tenga la atribución de ordenar la excarcelación de delincuentes sentenciados.

Y que aprendamos a votar bien. Que en las próximas elecciones elijamos a candidatos que prometan mano dura contra la delincuencia. (O)