(...) se necesita educación, apertura mental, seguridad personal y visión de futuro.
Quizás lo más importante es comprender que si no enseñamos a las futuras generaciones a usar el diálogo tendremos conflictos de toda índole.
Nos debatimos inmersos en un mundo que está cada vez más polarizado, cuyos sistemas globales están fracturados y carentes de una visión de humanismo.
Sin una estrategia de política exterior inteligente, pragmática y basada en amplios conocimientos, seremos más esclavos de las iniciativas de otros.
Los grandes pueblos crearon sistemas democráticos, en cuyos foros se discutía la cosa pública, no las mezquindades humanas.
Este complejo problema tiene que analizarse desde todas sus perspectivas.
Este es un primer paso a un diálogo constructivo para superar la pobreza, el hambre y la exclusión.
El mensaje más importante es que los ciudadanos de este país están interesados y comprometidos con el éxito de la patria.
Para que el Ecuador aproveche a plenitud el potencial de sus relaciones internacionales debe tener un liderazgo en política exterior profesional.
La arena internacional es el escenario de la confrontación de agendas geoestratégicas y posiciones diversas.
En las actuales circunstancias, es imperativo traer a la discusión nacional todo tipo de iniciativas para enfrentar esta realidad.
Las utopías prevalecen porque son emociones fácilmente manipulables, mientras el realismo es el análisis de la dura realidad.
La democracia centrada en el respeto a los derechos ha desaparecido en un pantano de corrupción, incapacidad, inoperancia y desidia.
De América Latina participarán 20 delegaciones con un total de 849 personas, entre atletas, entrenadores, médicos, personas de apoyo y compañeros unificados.
Los países deben entender que en una confrontación entre potencias rivales pueden salir perjudicados terceros que nada o poco tienen que ver con el diferendo.
Me pareció hasta irónico que el presidente de Colombia asevere que la situación de seguridad está peor en Ecuador.
Dejemos a un lado la polarización y busquemos el bien de todos los integrantes de la sociedad.
La aseveración de que información es el poder que solíamos usar hace dos décadas es aún más relevante.
Los grandes objetivos serán sacar a 7 millones de ecuatorianos condenados a la pobreza y crear las condiciones para que todos los demás trabajemos en paz.
La tecnología maravillosa de la información y la comunicación que tenemos en nuestras manos debería ser un mecanismo que aumente las vías de diálogo.
En vez de aglutinar los esfuerzos para encaminar las sociedades hacia el bien común, nos encontramos con los enfrentamientos banales de siempre.
Necesitamos todos comprender que el discurso de odio, la incitación al odio y la violencia son violaciones de derechos humanos de todos.
Los liderazgos ilustrados que buscan el bien común sucumben ante la paranoia de la ambición y de los intereses.