La noticia llegó en el peor de los momentos. Nilsen Arias, el hombre de confianza de Correa y Glas en Petroecuador, ha sido detenido en Estados Unidos dentro de las investigaciones de corrupción que las autoridades de ese país están llevando a cabo desde hace meses. Es más, Arias ha aceptado ser culpable de los cargos y ha ofrecido colaborar con la fiscalía, muestra de ello es el monto relativamente bajo de la fianza que le pidió la corte. Con Arias detenido, y sobre todo dispuesto a colaborar con la justicia estadounidense, se abre una importante brecha para sancionar a los actores claves de la trama de corrupción más grotesca que protagonizó Correa y su pandilla en su dictadura. Un esquema que involucraba financiamiento de la banca estatal china y una fórmula de pago a través de ventas petroleras que implicaban un brutal diferencial de nuestro crudo. Con este esquema, diseñado por Correa, el perjuicio al país llegó a los 4.000 millones de dólares. Para variar, pocas son las voces –ninguna de la oposición, por supuesto– que le han dado crédito al actual Gobierno por detener este crimen de lesa patria y renegociar nuestras relaciones financieras con el gigante asiático.

Nilsen Arias, exgerente de Comercio Internacional de Petroecuador, acusado de lavado de dinero en Estados Unidos

Más sobornos de Petroecuador aparecen en el proceso judicial contra Nilsen Arias Sandoval en Estados Unidos

La detención de Arias se suma a una cadena de acciones adoptadas por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos contra ecuatorianos por haber utilizado el sistema financiero de su nación para actos de corrupción. Un factor de jurisdicción muy cuestionable, sin duda, pero que permite a los fiscales estadounidenses extender sus poderes casi ilimitadamente alrededor del planeta. Por supuesto, en ese sistema de justicia no hay garantismos manipulados que salven a estos delincuentes, ni hay juez que permita, y ni abogado que se le ocurra, el jueguito ese de suspender las audiencias porque ayer cambié de abogado o porque tengo diarrea o COVID, o porque ahora soy candidato, ni hay jueces a lo Manglaralto.

... en ese sistema de justicia no hay garantismos manipulados que salven a estos delincuentes...

Para Correa y su pandilla lo de Arias viene justo en momentos en que han iniciado una millonaria campaña nacional e internacional para desprestigiar a la sentencia del caso Sobornos 2012-2016. Para comenzar, Correa ha recurrido a la Comisión Internacional de Derechos Humanos de la ONU con un reclamo contra esa sentencia porque dizque es un perseguido político. Sí, no es broma. El individuo que controló a la justicia ecuatoriana por más de una década, que persiguió a periodistas, opositores y sencillos ciudadanos por el hecho de criticarlo, ahora corre a Ginebra llorando, diciendo que sus derechos humanos han sido violados. Y como parte de esta campaña millonaria han anunciado un evento para el que han contratado como vedete al militante y defensor de la mafia kirchnerista Eugenio Zaffaroni, para que despotrique contra la sentencia del caso Sobornos. Un individuo que no tuvo empacho en usar su voto salvado de la sentencia que dictara la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso Emilio Palacio y Otros, no para disentir de la mayoría, sino para defender a Glas. Esa es la textura ética de este personaje: usar su paso por la Corte Interamericana para defender a un cliente. Y todo este circo es para preparar el camino de la demanda de revisión de la sentencia del caso Sobornos que van a presentar ante la Corte Nacional.

La pandilla no descansa. (O)