En su papado, Francisco se desplazó cuarenta y siete veces fuera de Italia y estuvo en más de sesenta y cinco estados y territorios. En 2023, a finales de agosto, iba a visitar Mongolia, situado entre China y Rusia, y solo con unos cuantos miles de católicos. ¿Por qué Francisco tenía preferencia por viajar a la periferia de la cristiandad? Fue entonces cuando el escritor español Javier Cercas (autor de grandes libros como Soldados de Salamina, Anatomía de un instante, El impostor y El punto ciego) recibió de la editorial vaticana la sorprendente invitación para acompañar al papa y escribir lo que quisiera sobre el viaje.

El asunto complicado, según Cercas, es que, aunque él había crecido en un hogar católico, en una escuela católica, en un país católico y en una cultura católica, él no lo era; es más, se definía como ateo, anticlerical y laicista militante. ¿Por qué entonces la editorial vaticana lo invitaba precisamente a él con el propósito de escribir sobre el viaje, sobre el papa, sobre la Iglesia, sobre el Vaticano? El asunto es que Cercas aceptó con la condición de que pudiera hablar a solas con el pontífice por unos minutos para preguntarle si la madre de Cercas, ya viuda, se encontraría con su marido más allá de la muerte, como ella fervientemente creía.

Cercas ha logrado un libro muy interesante titulado El loco de Dios en el fin del mundo (publicado por Random House pocas semanas antes de la muerte de Francisco) en el que no solo consigue –al modo de una crónica– describir los pormenores del viaje, adentrar a los lectores en la cultura de Mongolia, o –a la manera de un ensayo– evaluar la vida eclesial de Jorge Bergoglio como cura, arzobispo de Buenos Aires y papa, sino que –como una novela– va preparando al lector para la respuesta sobre la vida más allá de la muerte, en la que pone en escena el diálogo que mantuvo sobre este tema con Francisco.

Con este libro entendemos los serios esfuerzos de Francisco –y los escollos que halló– por realizar cambios en la Iglesia, especialmente en los ámbitos de la humildad y la pobreza, el derecho a confesarse y comulgar de los divorciados y vueltos a casar, el derecho de los casados a ejercer como curas, el abrazo a los homosexuales, la salvación para los no creyentes, la revalorización del papel de las mujeres… Si alguien quiere comprender a Francisco, este es un libro para preguntarse por los diferentes Bergoglios que fueron surgiendo en el curso de una vida humana y para saber algo más sobre nuestra espiritualidad.

Finalmente, Cercas le lleva a su madre la respuesta del papa sobre la resurrección de la carne, lo que se lee con la tensión de una novela en su momento más revelador. Muchos sostienen que Francisco –más parecido a un cura de pueblo que a un soberano; un hombre común y corriente que le tocó ejercer de papa– será considerado como uno de los grandes papas de la historia reciente por colocar la misericordia en el centro de la Iglesia, por su anticlericalismo (la idea de que el clérigo no es superior a sus feligreses), por la separación real de la religión y la política, y por su vocación misionera de interesarse por los no católicos. (O)