Un país dolarizado renuncia a la política cambiaria. El tipo de cambio es absolutamente rígido. Pero ese es el tipo de cambio nominal. Hay un tipo de cambio efectivo y real, que refleja la comparación de costos efectivos que van más allá del tipo de cambio nominal. Hay apreciaciones y depreciaciones efectivas de la moneda. Si el costo de puerto baja, es una depreciación para el exportador, pues bajan sus costos. Igualmente si la electricidad baja. Si estas variables suben es una apreciación efectiva.

Durante la dolarización el país no ha hecho lo que se debe hacer. Todo lo contrario, se han tomado medidas y acciones que no favorecen a la dolarización, y que afectan a los sectores exportador y productivo nacional, que compite con importaciones.

Un ejemplo: lo que significan la inseguridad y las drogas. Los exportadores tienen un costo adicional, de usar perros especializados y más cuidados y vigilancia privada extra para que no les pongan droga a sus contenedores, y para que no se les roben el producto. Caso especial el de los camarones, donde se estima que el costo del robo puede llegar a 70 millones de dólares al año.

Tomen el caso de la farsa de “las vías de la Revolución Ciudadana”. El eje productivo nacional de exportación está entre Santo Domingo, Quevedo, Babahoyo, Empalme, Daule Guayaquil, y también entre Guayaquil y Machala.

Tenemos que tomar en serio el esfuerzo de todo aquello que puede hacer que la competitividad aumente.

Si se va a Quito por la vía Santo Domingo, la carretera es fundamentalmente la misma de hace 50 años. La ampliación de 4 vías está en el ascenso de la cordillera, que no hace más fluido el tráfico de exportación. La vía Quevedo-Daule-Guayaquil es la misma. Y la vía a Machala sigue siendo la misma.

Con el tráfico de hoy, toma más tiempo mover un contenedor que hace 40 años en la zona exportadora.

El SMV subió entre 2006 y 2015 en 130 %, mientras que el índice de precios al consumidor subió 45 %. Ese 45 % superó la inflación de los Estados Unidos, que en ese período que fue 15 %, por lo tanto, nos encarecimos en ese período frente al mundo, pero con el agravante que la inflación de costos fue superior a la inflación de precios de consumo. Hoy el SMV vuelve a subir fuera de proporciones reales, y por promesa electoral continuará subiendo hasta llegar a los 500 dólares, lo cual nos puede poner, dependiendo del tipo de cambio de Uruguay y Chile para el año 2024, en el país con la mano de obra más cara del continente. Y si sumamos el 15 % de participación laboral somos hoy ya incuestionablemente el más caro.

Y si tomamos toda la tramitología y obstáculos burocráticos, nos daremos cuenta de los costos ocultos que hacen cada vez menos competitivo al sector exportador y al sector productor que compite con importaciones.

En hora pico los vigilantes de tránsito se ubican en lugares claves y aceleran el tráfico. Se usan también carriles en una sola dirección. Eso no cuesta y es muy efectivo.

Tenemos que tomar en serio el esfuerzo de todo aquello que puede hacer que la competitividad aumente. Mucho se ha hablado en veinte años, y poco se ha hecho, y estamos matando a la gallina de los huevos de oro. (O)