Cinco partidos que alguna vez gobernaron desde 1979 ya no existen, ¿le pasará a CREO lo mismo?

Que los verán volver en el 2025. Y recargados, afirmó Esteban Bernal, ministro de Inclusión Económica y Social y presidente nacional del ahora partido Creando Oportunidades (CREO), organización política con la que el presidente Guillermo Lasso ganó las elecciones en el 2021.

Bernal anunció el pasado 6 de junio que CREO no presentará candidatos a la Asamblea Nacional en los comicios anticipados que se realizarán el próximo 20 de agosto. Y unos pocos días antes, Lasso manifestó que no se postularía para la reelección.

Todo esto es una pausa, un “repliegue”, cuya finalidad es que la militancia se concentre en ayudar a Lasso a hacer un bueno gobierno en los meses que le quedan y así dejar un legado, y a la vez impulsar la formación de sus cuadros y la consolidación como partido, le dijo Bernal a EL UNIVERSO.

El dirigente no teme que le pase lo mismo que a otros cinco partidos políticos que, desde el retorno a la democracia, estuvieron en la cúspide del poder al llegar a la Presidencia de la República y lograr una importante representación en los Parlamentos, y que luego desaparecieron. Estos son Concentración de Fuerzas Populares (CFP), Democracia Popular (DP), Partido Unidad Republicana (PUR), Partido Roldosista Ecuatoriano (PRE) y el Movimiento Patria Altiva y Soberana (PAIS).

El CFP, fundado por Carlos Guevara Moreno en 1947 como movimiento Unión Popular Republicana, puso en la presidencia de la República a Jaime Roldós y en la presidencia del Congreso a Assad Bucaram en 1979.

Tras la muerte de Roldós en un accidente aéreo en mayo de 1981 y de Bucaram a causa de un infarto en noviembre del mismo año, el partido comenzó a desgranarse. Fue borrado del registro electoral en el 2012.

La DP, fundada en 1964, gobernó dos veces: con Osvaldo Hurtado, que como vicepresidente de la República sucedió a Roldós luego de su muerte, y con Jamil Mahuad, que ganó las elecciones en 1998. Durante la crisis del régimen de Mahuad, decenas de militantes encabezados por Hurtado se desafilian del partido, que fue finalmente borrado del registro electoral en el 2013.

El PUR auspició la candidatura presidencial de Sixto Durán-Ballén en 1992; esta agrupación fue creada por Durán-Ballén en 1991 luego de desafiliarse del Partido Social Cristiano (PSC). Y logra vencer a Jaime Nebot en las elecciones presidenciales. Para las elecciones de 1996 no obtiene representación alguna al Congreso. Poco después fue borrado del padrón electoral.

El PRE, que se creó en 1981, ganó los comicios presidenciales de 1996 con Abdalá Bucaram; su gobierno duró menos de seis meses. Bucaram fue declarado “incapaz mental” por una mayoría en el Congreso Nacional y se autoexilió en Panamá. En 2014, el Consejo Nacional Electoral (CNE) le quita la personería jurídica a la agrupación, que luego se transformaría en Fuerza Ecuador (FE). FE, asimismo, se extinguió en el 2021.

Mientras que Alianza PAIS (AP) -creado en el 2006- gobernó diez años con Rafael Correa, y cuatro con Lenín Moreno. Tras el distanciamiento entre ambos, la agrupación se dividió en facciones.

Los correístas se desafiliaron de AP e intentaron formar su propio partido, algo que inicialmente no lograron. En el 2021 corrieron en la elección presidencial bajo el paraguas del frente Unión por la Esperanza (UNES), del cual era parte el movimiento Fuerza Compromiso Social que luego “se tomaron”. Ahora se llama Revolución Ciudadana. Los afines a Moreno se quedaron con la representación de Alianza PAIS, pero luego marcaron distancia de él y se transformaron en el Movimiento Ético, Verde y Revolucionario (Mover), manteniendo el 35 como número de lista.

En tanto que tres agrupaciones que gobernaron aún están vigentes: el Partido Social Cristiano (PSC), que llevó al poder a León Febres-Cordero; la Izquierda Democrática (ID) de Rodrigo Borja; y el Partido Sociedad Patriótica 21 de Enero, creado por el expresidente Lucio Gutiérrez.

La politóloga Tatiana Quinga expone dos razones que explican por qué estas agrupaciones se extinguieron: que no tuvieron una organización interna, una estructura estable, que favorezca la democracia interna, la formación de cuadros y la interacción con grupos sociales; y que sus liderazgos han sido “personalistas”, y cuando la cabeza llega a una posición de alto poder y luego ya no está no puede mantenerse porque no tiene, justamente, una estructura fuerte.

Quinga señala que todo esto ha causado un deterioro del sistema de partidos en Ecuador que no es tan fácil de componer. “La coyuntura nos muestra que los partidos no están preparados para un escenario de emergencia como el actual (la muerte cruzada) y por eso vemos partidos que no tienen candidatos y candidatos que buscan partidos que los auspicien”, comenta.

A ella le parece que la decisión de CREO de no presentarse en los próximo comicios no es muy buena, aunque admite que el éxito de un partido depende del éxito del gobernante, “entonces no iban a tener buenos números”. Sin embargo, dice que el partido de gobierno tiene hasta el 2025 para definir una nueva estrategia y posicionarse para resurgir, como hizo la Revolución Ciudadana luego que se extingió Alianza PAIS.

“Sería favorable para este movimiento que está en transición que Lasso se desvincule totalmente y que ellos se desapeguen de su figura, y que trabajen en su estructura para tener buenos perfiles para el 2025, si no nada les va a funcionar”, considera.

En tanto, el analista político Lenín Polanco señala que hay un efecto natural en el ejercicio de la política, que es el desgaste. Y, a su criterio, eso es lo que le ha pasado al ahora partido CREO que trabajó durante década y media para ganar la Presidencia de la República con Lasso.

Pero advierte que hubo otros factores; por ejemplo, que este proyecto político –al igual que otros en la historia democrática del país– ha sido “personalista”, que se generó alrededor de la figura de Guillermo Lasso, y no desde una estructura de base, desde el tejido social.

“Como se crean de arriba hacia abajo, cuando acceden al poder no son sostenibles en el tiempo, no son estructuras políticas reales sino que se mantienen en torno a la burocracia del Estado y a las parcelas del poder a las que acceden los dirigentes”, indica Polanco.

El analista indica que la política que se hacía en los años setenta, ochenta y parte de los noventa era partidista ideológica, había un sustento ideológico que se ha perdido con el tiempo.

“Las agrupaciones ya no responden a grandes proyectos ideológicos y se convierten en maquinarias electorales que se activan solo en elecciones. Y los partidos políticos tienen una misión en la democracia, que es ser una bisagra, un canal de comunicación, entre la sociedad civil y el poder político. Al dejar de cumplir ese rol, obviamente caen en declive”, sostiene Polanco, quien cuestiona los “caudillismos”.

Al analista le parece que los partidos “no quieren hacer los deberes”: no fomentan liderazgos ni relevos generacionales en sus filas ni capacitan a su militancia. “Los que medianamente lo hacen son los que, aunque no nos gusten, tienen éxitos electorales y permanecen en el tiempo”. (I)