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El voto para los connacionales no es obligatorio, pero para los últimos comicios el Consejo Nacional Electoral implementó la votación telemática.
Las generaciones venideras tendrán que vivir y pagar las consecuencias de esta generación, por no defender lo que con sacrificio dejaron sus antepasados.
¡Presidente de Ecuador y asambleístas, tomen medidas drásticas para defendernos de la delincuencia!
Otra vez la política metiendo sus pezuñas en el deporte.
La democracia también requiere construir juntos la sociedad y el país que queremos, supone no ser espectadores pasivos.
La tecnología maravillosa de la información y la comunicación que tenemos en nuestras manos debería ser un mecanismo que aumente las vías de diálogo.
El Gobierno del Ecuador no debe ahorrar esfuerzos ni recursos en la tarea prioritaria de salvaguardar la democracia y la seguridad.
Las políticas exteriores ambivalentes de Brasil y México, y erráticas en el caso de este último, dan la impresión de una falta de principios.
He citado este caso para graficar cómo en el primer mundo el periodismo tiene códigos y el impacto que estos tienen.
China acusa a los países occidentales de implementar “medidas de contención, cerco y represión” contra ella.
No es civilizado quemar ciudades, causar muertos, heridos, pérdidas económicas a pretexto de hacer reclamos al Gobierno. Apoyamos la democracia y la paz.
Ecuador no tiene talante de tener clase política, culta, conciliadora, constructora y con ideas de sacar al país adelante.
Para recuperar los valores institucionales, el respeto y la dignidad ante el país, se requiere reestructurar la institución.
Vivimos un electoralismo sin República, un parlamentarismo sin representación efectiva, un discurso sin responsabilidad.
Es nuestra obligación como ecuatorianos, de presentar propuestas para mejorar el Estado de derecho.
Lo que esta línea política busca es simplemente apoderarse de los países que se lo permiten.
Quito fue la sede de este evento que reúne a los mandatarios de Costa Rica, Panamá, República Dominicana y Ecuador.
Un inoperante parlamento y una incierta posición de huestes quieren perder nuestra estabilidad, pero la democracia tiene apoyo de un pueblo vehemente.
Me avergüenza que no sean todos los Estados de América los que ofrezcan y otorguen sus nacionalidades a los más de 300 nicaragüenses despatriados.
El pueblo está en la obligación de defender la democracia, no debe asustarle las amenazas de paralización y destrucción de Quito por tercera vez.