A José Catota, de 62 años, le pusieron este martes, 9 de agosto, la tercera dosis de la vacuna contra el COVID-19.
Antes del mediodía fue al colegio Benalcázar, en el norte de la ciudad, donde en el proceso no se demoró ni cinco minutos.
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Por sus actividades en el sector de la construcción, expresó, no había podido ir antes.
No se ha enfermado de coronavirus y resaltó la importancia de la inoculación.
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Desconocía qué vacuna le administraron. Mostrando el certificado de vacunación comentó que le llamaron en cuatro meses para el segundo refuerzo.
Catota ya es parte del porcentaje de personas, que viven en Quito, que han accedido al primer refuerzo.
Con corte hasta la semana anterior, más de 2′631.400 personas que viven en la capital, alrededor del 62 %, se han colocado ya la tercera inyección o primer refuerzo contra el COVID-19, pero se busca llegar a más población.
El Comité de Operaciones de Emergencia (COE) nacional anunció que se busca llegar a un 90 % de la población con la primera dosis de refuerzo hasta el 30 de septiembre.
Según Juan Quizanga, responsable zonal de vigilancia de la salud de la Coordinación Zonal 9 del Ministerio de Salud Pública (MSP), que corresponde al Distrito Metropolitano de Quito, a medida que baja la edad hay menos cobertura.
Es así que en menores de 64 años no se ha logrado superar el 90 %. En el segmento donde se ha superado ese porcentaje con el primer refuerzo es en los mayores de 65 años, indicó.
La brecha, de alrededor del 30 %, se la busca cubrir con mayor presencia ciudadana. Para ello deben inocular a un promedio de 15.600 personas al día en el Distrito Metropolitano de Quito.
Anteriormente se llegó a vacunar hasta 50.000 personas al día, pero esas épocas han quedado atrás y ahora el panorama en los centros de vacunación es de poca asistencia.
Mariela Quinteros se colocó la cuarta dosis este martes en esa unidad educativa municipal. Señaló que se demoró menos de un minuto y hubo más demora en llegar. En otras ocasiones recordó que tuvo que esperar.
“Por prevención, todos queremos tener salud y si esto nos garantiza un poco más de salud pues bienvenido sea”, indicó la mujer de 47 años, sobre su motivo para ir a un vacunatorio.
Le dio COVID-19 en junio del 2021 y mencionó que la pasó “fatal”. Entre las molestias hubo fiebre, taquicardia.
Quizanga mencionó que durante el paro indígena se llegó a inocular a 8.000 personas en un día y actualmente se vacuna a 11.000.
Entre las estrategias que se usan para atraer a más ciudadanos está la apertura de más puntos y con otras entidades se intenta convocar a que vayan trabajadores de empresas y sus familias. (I)