Pasado el chuchaqui colectivo del debate presidencial, para algunos convertido en un soponcio descomunal, estamos listos para la llegada del 15, que se avizora ya a las puertas.

A pesar de los malos augurios por la capacidad demostrada de los candidatos a presidente/a en el “concurso televisivo sobre asuntos básicos”, a decir de Simón Pachano en su artículo “Democracia de membretes”, en que se constituyó el debate, de su mejor o peor desenvoltura para responder cada pregunta, no es menos cierto que no pocas veces en la historia el cargo hace a la persona. Y una vez asumido el cargo que buscó, crecen como mandatarios y como seres humanos. Y eso esperamos todos, por el bien del país cuya conducción la persona elegida está llamada a desempeñar.

Veamos los cómos

Algunas realidades deberían estar claras. Gobernará poco más de un año, entre conocimiento del cargo y preparación de las futuras elecciones. Y en ese año deberá ayudar a poner este país en pie, a darle nuevamente el orgullo de ser lo que está llamado a ser, y poner los pilares para construir una sociedad equitativa y segura.

Hay urgencias insoslayables y tareas descomunales que no podrán hacer solos/as. Por más que digan yo gobernaré, lo que sabemos no es real, necesitará un equipo, que tenga experiencia. Por lo que es indispensable elegir bien su grupo de colaboradores, que está llamado a ser por las condiciones de tiempo, dentro de lo posible, el único durante su mandato.

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Por lo tanto, debe escoger bien, no por prebendas y retribución de favores sino por capacidad probada: los que serán sus manos, pies, ojos, solucionadores de problemas, negociadores, comunicadores, consejeros, conocedores de las prioridades de los ministerios que estarán a su cargo. Y que de pronto se convertirán en los críticos constructivos más tenaces y no los aduladores que mantienen en un aislamiento de cristal al presidente/a que debe ser el que tome las decisiones finales que establezcan una imagen y una dirección clara para el país.

Necesita personas con capacidad pragmática y creativa que puedan decirle con respeto, pero con claridad, cuando se equivoca y cuando hay que rectificar.

No se trata de un concurso de popularidad, se trata de juntos poner este país de pie.

Necesitamos un presidente/a capaz de escuchar. De aprender sobre la marcha, de adecuar y apresurar el paso a los problemas urgentes que tendrá. La violencia, la inseguridad, los estragos que El Niño puede provocar.

Por eso y porque no votamos solo por una persona sino por el Gobierno que queremos o al que aspiramos, sería oportuno conocer el equipo con que gobernaría cada uno, en caso de ser elegido. Tan importante como conocer su programa de gobierno es saber con quién lo pondría en marcha, porque eso daría pautas a cómo lo haría, la pregunta que no responden, y que sin embargo es crucial.

Saber quién estaría a cargo da pistas al cómo se propone hacerlo. Porque hablar es fácil, prometer lo es aún más. Pero cómo hacerlo, con cuántos y cuáles recursos y en cuánto tiempo es vital para emprender el camino, teniendo una meta a la que se aspira a llegar.

Y nos tienen que decir también cuáles son los sacrificios que tendremos que hacer para lograr el bien de la sociedad que es más importante que el de cada uno aisladamente. No se trata de un concurso de popularidad, se trata de juntos poner este país de pie. (O)