Nadie aprende sin ser atravesado por la experiencia. Trátese de andar en bicicleta, cocinar arroz, ser padres o gobernar un país, aprender es un proceso individual de construcción de significado que surge cuando lo que conocíamos, creíamos o hacíamos no logra resolver asuntos más complejos.

En el sistema educativo se expone a los alumnos, sujetos activos de su aprendizaje, a situaciones en las que se interpelan cuidadosamente sus formas de pensar, decir, creer o actuar, desde lo cognitivo y afectivo. Reflexionar en la acción y posacción los conduce a hallar contradicciones sobre sí mismos, disonancias cognitivas que les posibilitan cambiar sus esquemas previos por algo nuevo; aprender haciendo (modelo pedagógico de la UCG).

Vivimos la cultura del grito y en digital retumba más: ¿hasta dónde la reputación de un profesional, marca u organización se afecta sobre cómo trata a sus colaboradores?

Bien lo señala Marina Garcés: “Sin experiencia de la extrañeza no puede haber pensamiento (…), no reproduce lo que sabemos, sino que nos expone a lo que está por volver a mirar, a pensar o a escuchar. No me atrapaba lo que entendía sino lo que se me resistía”.

Gobernar no es solo tarea de dirigir, decidir, controlar o cumplir pasos de un manual escrito por grandes guerreros.

El presidente Lasso, tras doce años de bordear el poder, se enfrenta a graves problemas, unos estructurales, otros transnacionales. Ante el desfase en su gestión, opinamos que “una cosa es el mapa y otra el territorio”, frase atribuida al científico polaco A. Korzybski, quien en la Primera Guerra Mundial cayó con su tropa en una zanja no reflejada en el mapa.

G. Bateson, J. L. Borges, M. Houellebecq y múltiples artistas han destacado la diferencia entre una representación de la realidad y la realidad en sí misma. Para Korzybski, a veces, el entendimiento humano de lo que acontece carece de similitud de estructura con lo que ocurre realmente, es decir, de la cosa en sí misma.

Al presidente Guillermo Lasso lo buscaron más “ahijados” en Manabí para solicitar crédito bancario

Comunicación o política

El mandatario, entrevistado por C. Vera, afirmó recién que la realidad educa. No quedó claro si se refería a la realidad “del Ecuador que mira la prensa” o al “Ecuador de la realidad que miran los ecuatorianos”. ¿Y si realidad y hechos no calzan, allá los hechos?

Gobernar no es solo tarea de dirigir, decidir, controlar o cumplir pasos de un manual escrito por grandes guerreros. Es también un ejercicio de seducción con la masa para paliar, en lo posible, no poder satisfacerla en su totalidad, y para eso hay que anclar en territorio. Una ‘casa en orden’ conlleva más que la reducción del déficit fiscal, que se aplaude; un hogar implica la interacción, a menudo turbulenta, entre sus miembros, sus necesidades, capacidades y expectativas. Y como escribía Tolstoi en Anna Karenina: “Todas las familias se parecen unas a otras, pero cada familia infeliz lo es a su manera”.

El mundo líquido, su discontinuidad, desorden y desenfreno, nos exige tanto propuestas distintas para lidiar con el crimen organizado, narcotráfico, inseguridad, corrupción, inequidad, violencia, desempleo, deterioro de la biósfera, como la creación de un frente ético y civilizatorio, a través del debate y el diálogo en democracia.

Siendo entonces la realidad un asunto de interpretación y del lenguaje, lo clave aquí es preguntarse si los goces particulares de los sujetos y sus tempranas –y fijas– identificaciones restringen la invención de tales propuestas cuando gobiernan. (O)