Leonidas Iza después de la movilización de octubre 2019 escribió, junto con Andrés Madrid y Andrés Tapia, el libro Estallido, donde declara su comprensión de los hechos, y a partir de ahí podríamos entender la reciente movilización. El libro termina con la declaración “comunismo indoamericano o barbarie”, que es una paráfrasis de una célebre frase de Rosa Luxemburgo.

Urge romper los extremos... entablar comunicación para hacer de la política un ejercicio de la razón y no de la violencia.

En obras como Reforma o revolución y Huelga de masa, partidos y sindicatos deja mensajes claros sobre el papel de la huelga (el paro) en la revolución. El libro de Iza es un panfleto comunista y para entenderlo hay que usar a sus referentes teóricos. Para Luxemburgo, la huelga es imprevisible, no se la puede planificar y es más valiosa mientras menor control se tenga sobre ella. Evidentemente señala que existen factores exógenos, el contexto histórico necesario para que la huelga sea exitosa.

El papel del revolucionario es identificar esos contextos favorables y agitar a los obreros para su explosión. La huelga no es la revolución, pero sin ella no se la puede realizar. Es indispensable porque su papel principal son las enseñanzas que esta deja para “los sujetos revolucionarios”: se adquieren conocimientos de organización a la hora de enfrentarse al Estado, los individuos adquieren conciencia de clase, tanto burgueses como proletarios, y por lo tanto se agita la “lucha de clases”. En definitiva, la huelga sirve para ir avanzando hacia la revolución.

En Estallido se desecha la plurinacionalidad y señala que el movimiento indígena debe volver a la clase como categoría central para la guía de su accionar. A decir de los autores, la gran lección de octubre 2019 fue el aprendizaje revolucionario de las clases populares ya que su consolidación como sujetos revolucionarios solo se alcanza en la “acción”. Así se entiende que Iza haya pasado buscando un nuevo octubre por casi un año, haciendo llamados a movilización sin eco, hasta que, debido a las condiciones mundiales, logró agitar nuevamente las aguas. Por eso Iza en una de sus declaraciones anunció que puede haber nuevas huelgas. A raíz de su declarada filiación marxista, Iza necesita más huelgas, no para el bienestar de la población, sino para avanzar en la implementación del comunismo indoamericano.

¿En pleno siglo XXI podríamos ver nuevamente una revolución armada? Aunque ingenuo, creería que no. Sin embargo, de los aprendizajes que deja la década progresista o del socialismo del siglo XXI, es la posibilidad de usar al Estado al antojo, violando la democracia y la república. Pero algo que le faltó a esta izquierda fue la radicalización de la lucha de clases y la conformación de un sujeto revolucionario que permita la profundización de las reformas del Estado “burgués” y eventualmente lograr los cambios “estructurales”.

La polarización existente y el racismo serían consecuencias deseadas según la teoría marxista, pues ayudan a la conciencia y división de clases. Urge romper los extremos, defender la pluralidad de ideas, promover su debate, entablar comunicación para hacer de la política un ejercicio de la razón y no de la violencia. (O)