Villavicencio para la segunda vuelta era una posibilidad. En los sondeos y encuestas anteriores al 9 de agosto del 2023, día que lo asesinaron, aparecía primero el binomio del correato, pero sin aproximarse al 40 % de votos efectivos, más un voto, que requeriría para que no haya segunda vuelta. Luego, un grupo de cuatro candidatos, con mínimas diferencias, no siempre en el mismo orden, con Villavicencio creciente, por su frontalidad en su lucha contra la corrupción. De pasar a segunda vuelta, quizás era imparable.
Por encima de esa opción, había una certeza: la imposibilidad de callarlo, sea Villavicencio el próximo presidente de República, sea el investigador que con frontalidad presentaba denuncias, como lo hizo durante el correato a pesar de las persecuciones y los allanamientos. Su labor en la Comisión de Fiscalización de la Asamblea Nacional fue la continuación de su fuerza para investigar y su decisión para denunciar.
En los últimos días, Villavicencio estaba trabajando para evidenciar a las mafias protegidas por actores políticos, que son sostenidos por las mismas mafias que en las elecciones del 20 de agosto del 2023 pretenderían consolidar espacios de poder. Mafias no solo en el narcotráfico y en el control de las cárceles, también en la contratación pública, en la minería y en los negocios energéticos, con redes comunicantes. El debate de hoy iba a ser su plataforma, para continuar con formalizaciones en los días que seguían, convencido él de que estaría en segunda vuelta.
Muchos, con fe religiosa, ante su asesinato, expresan “que descanse en paz”, pero también hay quienes “lamentan” su muerte como echando “lágrimas de cocodrilo”, que por movimiento reflejo excreta secreción, como lágrimas, cuando devora una presa, y así humedece su conducto digestivo.
Yo no quiero que Villavicencio descanse, sino que inspire a investigadores y luchadores contra la corrupción.
Y será una canallada si solo hacen aparecer a mafiosos supuestos ejecutores materiales u ordenantes desde las cárceles, como que hubiesen ajustado cuentas con Villavicencio, cuando la investigación debe ser sobre las fuerzas electorales que inspiraron e instruyeron su muerte, para cerrarle el paso a la Presidencia.
Viví la tragedia de la muerte de Jaime y Martha, el 24 de mayo de 1981, en que en siete días alteraron las evidencias materiales para fabricar el informe de que solo fue un accidente aéreo. Las investigaciones posteriores ya fueron sobre evidencias alteradas.
En la papeleta del 20 de agosto del 2023 seguirá apareciendo el casillero con el rostro de Villavicencio, y se lo marcará, pero la real será la candidatura de la persona designada por su fuerza política. Su consigna es “todo marcar 25″.
No vote blanco ni nulo, evite que en el escrutinio le llenen o le alteren el voto, a más de que los votos nulos y blancos no cuentan en los porcentajes, sino solo los debidamente llenados.
Y no caiga en experimentos, “bala a matar” o “moneda soberana”, o “digital” o “solo pago por teléfono”, que pueden precipitar a la quiebra al Ecuador. (O)