Este Diario ha registrado, en el inicio del año lectivo, el sentir de padres de familia que afrontan un alto gasto en la adquisición de listas de útiles escolares.

Aunque la disposición del Ministerio de Educación es que el gasto en ello no exceda un salario básico unificado, en el caso de planteles educativos particulares esa referencia puede quedar corta; el rubro más elevado lo representan los textos.

Las innovaciones curriculares aplicadas desde el 2008 han derivado en que los libros de las distintas editoriales se vendan agrupados, incluyendo cada una de las áreas específicas del aprendizaje. Al respecto, especialistas consultados afirman que prima un criterio comercial y refieren que se dan casos de libros que son pedidos y casi no son usados o que por las actualizaciones anuales de las ediciones o por la inclusión de ejercicios que el alumno debe realizar en el mismo texto, esos libros ya no puedan ser reutilizados o heredados.

Mientras, el Municipio de Guayaquil entrega libros a las escuelas y colegios particulares del cantón que los solicitan. Estos libros cumplen con el pénsum oficial, por lo que si esas entidades pidieran otros textos a los padres, se debe conversar con las autoridades de esos planteles.

En las listas de útiles también se suman gastos por el uso de contenidos en plataformas electrónicas, materiales de apoyo en el aula y de aseo. Son varios los aspectos a revisar, por economía y utilidad. (O)