La idea de cocinar siempre ha estado cruzando la mente de la ambateña María Luisa Aldaz y del venezolano Reinaldo Poletti. Ambos querían cristalizar su sueño de tener un negocio propio.
Y aprovecharon sus conocimientos. María Luisa es licenciada en Gastronomía con quince años de experiencia en restaurantes, hoteles y cines; y Reinaldo, de raíces italianas, es un especialista en pizzas. Se ha desenvuelto en esa área.
En noviembre de 2024 tomaron la decisión de mudarse a Olón, en la provincia de Santa Elena. En esa pequeña ciudad abrieron su pizzería Amore Massa.
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“Abrimos una pizzería con toda la ilusión del mundo en un sitio bellísimo y dijimos: ‘este va a ser nuestro sitio, aquí nos vamos a quedar’. Y, pues, de la nada quedé embarazada”, cuenta María Luisa.
Era una bendición a sus vidas y le pusieron más ganas al negocio. Sin embargo, ya no eran dos personas empujando, a veces una y media porque María Luisa estaba más cerca a su parto.
Tomaron la decisión de cerrar para mudarse a Guayaquil y así tener acceso a hospitales por si ocurriera una eventualidad. “Y eso fue lo que nos hizo crear la oportunidad maravillosa de quedarnos acá, ya habíamos vivido acá. Cuando tuvimos la pizzería en Olón había muchos clientes de Guayaquil que nos preguntaban por qué no hay un Amore Massa en Guayaquil”, dice.
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Y pensaron en abrir una cocina oculta. “Sabemos que tenemos un buen producto, que le gusta a la gente la comida real y esta era una oportunidad maravillosa para nosotros”, apunta.
Hace tres meses conversaron la idea y hace una semana ya funciona su negocio a través de delivery en plataformas como UberEats y Rappi.
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Sus pizzas son artesanales. “Realizamos nuestra pizza con una masa de prefermento de origen polaco. Los panaderos de Polonia crearon este prefermento llamado poolish. Este prefermento hace que no le aporte ese sabor ácido a la masa, que cuando usted consume la pizza, no le produzca agrura, llenura. Es una pizza que es muy liviana a la digestión”, explica.
Las masas que usan tienen entre 24 y 48 horas de fermentación en cajas especiales. “Mientras más se fermenta la masa, mejor. También tiene en los bordes aire que se llaman alvéolos, como que fueran unas telarañas dentro de la masa y adentro en el borde le causa crocancia”, señala.
Sus creaciones son calentadas en un horno con piedra volcánica. No requieren de tantos minutos para que las pizzas estén listas para consumir. “Al tocar con la piedra volcánica se infla y crea estos huequitos que tenemos en la parte del borde que dan ligereza a la masa”, afirma.
Poseen siete pizzas clásicas: margherita, amore tropical, amore carne, simplemente jamón, pizza del huerto, pepperoni, pizza lovers. Y las de autor: bianca olivia, hot honey pizza, 4 quesos, butter garlic y diavola.
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Hay en dos presentaciones de 33 centímetros para dos personas y de 45 centímetros para cuatro ciudadanos. Los valores van entre los $ 13 y $ 19. A este proyecto también agregaron galletas artesanales rellenas de chocolate.
Los ingredientes para sus pizzas vienen de emprendedores andinos como el pepperoni, salami. El queso es italiano. Además, transforman los elementos por ejemplo en una pizza hawaiana, la piña es colocada como en salsa hindú.
María Luisa indica que este camino no ha sido fácil. “No vas a ver una ganancia tan rápido, tienen que conocer tu nombre, del buen producto, pero sobre todo un buen servicio”, opina.
Y agrega que una marca también logra éxito por el trato al cliente. La mujer asegura que ha estado en esa posición de atención al cliente y eso es clave.
“Entonces, siento que a Guayaquil le hace falta un poco de vocación de servicio en muchos establecimientos que tienen productos muy buenos, pero les falta el contingente humano de un buen servicio, más cordial, más amable, que usted quiera quedarse, que usted quiera volver”, argumenta.
La pareja junto con su bebé esperan cumplir su gran objetivo de abrir un local en la urbe porteña y que los identifiquen por su producto artesanal. Además, están pensando en preparar cursos para que las personas elaboren su propia pizza.
Tienen muchas ideas y ganas de enaltecer Amore Massa, su primer y pequeño “hijo” que está dando pasos fuertes en una ciudad competitiva. (I)
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