El bejuco María (Cissus brevipes) es una planta enredadera originaria de los trópicos de America y tiene la particularidad de treparse en los grandes árboles de los potreros y echar miles de raíces aéreas en forma de delgados “tallarines” que forman como una cortina debajo de la copa de los árboles.

En el mundo montuvio del Ecuador existe desde hace cientos de años la tradición de usar el bejuco María en los caballos jóvenes o chúcaros que nunca antes han sido montados y no han usado el freno metálico en las riendas.

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Entonces le amarran este bejuco como barboquejo en la mandíbula inferior, por encima de la lengua, y durante unos 4 a 6 meses, tiempo en el cual, con las mordidas y el saliveo del caballo, el bejuco suelta un líquido amargo que suaviza la boca del animal, formando callos en la encía y haciendo espuma, lo que se llama entre los montuvios “hacer boca”. Una vez realizado esto, el caballo está listo para ponerle el freno metálico y cabalgar largos trechos de por vida.

Si no sigue esta costumbre autóctona y se pone el freno metálico sin haber usado previamente el bejuco María, el animal va a sufrir a causa de heridas en los chiguijos, o sea en la comisura de los labios o belfos.

Hay que resaltar que la boca es la parte más importante del entrenamiento del caballo, ya que es como el volante de un carro, y por eso el paso previo al arte de una buena enfrenadura, que tarda hasta un año o más, es la colocación del bejuco María.

El bejuco María (Cissus brevipes) crece en casi todos los países tropicales de América. Foto: Cortesía

Esta costumbre montuvia del barboquejo de bejuco es muy diferente al bozal de cuero de borrego que se usa en Perú con el mismo fin, pero últimamente algunos chalanes peruanos están llevando bejuco María a su país, ya que lo encuentran más amigable con el animal.

Además de usarlo como barboquejo, los montuvios tambien usan este resistente bejuco para amarrar cercas, para atar sartas de pescado, como candado en los gallineros y en la elaboración de cajones y cestos usados en la pesca en los esteros y ríos. ¡Tradiciones de mi tierra! (F)