Los avances en lo tecnológico deben fortalecer la transparencia. De no aplicárselos en tiempo oportuno y con eficiencia, el resultado es contrario, se afecta a la transparencia.

Tuve experiencias en algo más de seis décadas (desde los años 60 hasta fines del siglo XX y las primeras dos décadas del siglo XXI). En educación municipal de Guayaquil, diciembre de 1961, solo había máquinas mecánicas de escribir; cuando no había cintas de máquina o se habían gastado o dañado, se escribía sobre un papel con copia de papel carbón, para usar la hoja debajo del papel carbón. La informática soportada en tarjetas era muy precaria.

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Cuando fui secretario municipal de Guayaquil, julio de 1969, ya se usaba las IBM “de bolita” y la informática se trabajaba con discos. Cuando había que pagar facturas de anticipos y de obras ejecutadas, no había limitaciones de horarios para que se cumplan todos los pasos y se dé aviso a la Contraloría, a fin de que se revise lo que estaba listo para pagarse, aun cuando el pago no sea inmediato.

Cuando ejercí el rectorado de la Universidad de Guayaquil se alcanzó la eficiencia informática y las auditorías previas al pago eran oportunamente ejecutadas, por eso, superando severos problemas recibidos, hubo eficiencia en pagos de la universidad y del proyecto del Hospital Universitario (noviembre de 1994 – julio del 2004) con importantes saldos de liquidez en las cuentas.

Con el correato, las verificaciones de auditoría llevaban meses, pero se registraban los procesos en trámite y su cuantía.

Tuve el mérito de saber lo que debía hacer y ejecutarlo, y el incuestionable de ser honesto.

El año 2023 se estableció que no habría registro alguno de deuda mientras quien deba cobrar no sea requerido para que facture. Recién entonces se puede enviar la información que llevará tiempo verificarla. Pienso que debe actuarse diferente, con registro condicionado a las verificaciones, cuando se ejecuten las prestaciones que generan las obligaciones.

Dos puntualizaciones. En la columna del lunes 19 de febrero, señalé que las reformas del COIP en trámite en la Asamblea estaban viciadas de textos introducidos de “agache”. Los hechos lo están evidenciado. Asambleístas denuncian que diversos textos nunca se votaron y luego aparecieron aprobados. Al cierre de la Asamblea de Montecristi, 2008, lo denuncié en cuanto al texto de la Constitución, fue lo mismo.

¿Fue de ‘agache’?

Y un asambleísta denuncia que cuando se planteó votar por segmentos se quiso hacer trampa en la integración de los segmentos, para que pasen de “agache” los textos más cuestionados.

En EL UNIVERSO de hoy, 26 de febrero de 2024, se publica entrevista al presidente Daniel Noboa, quien hace gala de su habilidad para ironizar. Señala que le molestó de Rafael Correa que este asuma que es “académico”, y que esto lo lleve a definir quién es “bruto”. “Pero los dos tenemos la misma cantidad de títulos”.

La expresión de Correa fue “nunca he dicho que usted es inteligente y temo que no lo podré decir”.

Yo fui maestro en todos los niveles de educación y rector de la Universidad de Guayaquil. Tuve el mérito de saber lo que debía hacer y ejecutarlo, y el incuestionable de ser honesto. (O)