No dejará de sorprenderme que la Conaie (o cualquier otra organización si fuera el caso) sea el único intermediario político que tenemos los ciudadanos para discutir tantos temas importantes, desde subsidios hasta fomento productivo pasando por energía o mercado laboral. Para eso existen los procesos políticos, con todos sus defectos, y las agrupaciones de la sociedad civil (los gremios, las universidades, las organizaciones indígenas ciertamente, las oenegés y más). Ahora desde las calles y la violencia se da el salto a la capacidad de negociar el futuro del país. Es sinceramente penoso.

... la peor manera de hacerlo (bajar intereses) es vía decisiones obligatorias del Estado...

Tema 2.

a) Ampliar líneas de crédito estatales en condiciones muy favorables para comunidades y microempresarios a través de la banca estatal.

b) Condonar deudas o diferir pagos a deudores de la banca estatal, en particular a los que han caído en mora, y que esto no afecte su calificación de riesgo ni nuevos créditos.

Estos aspectos pueden ser manejables y tener sentido, tomando en cuenta varios factores. Uno, si consideramos que esto es sano para que pequeños negocios puedan activarse, y que esta es una actividad estatal útil, como salud, educación o seguridad. Dos, hay un costo de oportunidad, es decir, al destinar recursos hacia estas necesidades dejamos de atender otras. Tres, hay que llegar a quienes realmente lo necesitan y que les ayude a mejorar sus condiciones de vida (pocas veces sucede así en la banca estatal). Cuatro, hay que minimizar el llamado riesgo moral, es decir que la gente deje de pagar sus deudas porque sabe que al final le van a ayudar porque está en mora (¡cuántas veces ha sucedido!). Cinco, hay que incluir el subsidio otorgado en estos procesos en el Presupuesto del Estado, para que los ciudadanos sepamos qué se está financiando y con qué recursos, si no creemos que es “caído del cielo”. Seis, el punto b anterior no se puede aplicar a las entidades privadas (bancos o cooperativas) porque se les pondría en situación financiera delicada (incluyendo a cooperativas de comunidades indígenas) y se les debe dejar que el apoyo a sus clientes lo resuelvan caso por caso y libremente, lo cual es parte de la lógica e interés de esas instituciones.

c) Bajar los intereses. Este es un tema que va, y debería ir, mucho más allá del alcance de estas negociaciones. Pero en todo caso vale recordar que la peor manera de hacerlo es vía decisiones obligatorias del Estado, para los pequeños usuarios sobre todo. El camino efectivo es un conjunto de factores: que disminuya el riesgo país, porque eso permite bajar las tasas de interés que se pagan a los clientes y el costo de intermediación del sistema financiero; bajar los costos que el Estado carga al sistema (impuestos y más); bajar los requerimientos de liquidez que el Estado impone y que el propio sistema se autoimpone (también ligado al riesgo); que mejore la economía y el entorno para que haya una menor necesidad de provisiones para créditos malos; estimular una mayor competencia externa para lo cual la venta del Banco del Pacífico puede ser muy útil; atraer al país más recursos monetarios externos (eliminar el ISD iría en esa dirección). Y más… Pero, por favor, no metamos este tema en las mesas, ¡saldría lo peor! (O)