Estar al día en materia de revistas es muy difícil, más cuando se publican en el extranjero. El asunto exige de una atención en fechas y de un gasto periódico. Las suscripciones alimentan la necesidad de actualización, que muchas veces es la prioridad de esas publicaciones. Saber que la revista española Guaraguao (¿pueden imaginar un nombre más ligado a la literatura ecuatoriana?), dirigida por uno de los más completos intelectuales de nuestro tiempo, Mario Campaña, con el número 68 –que tengo entre las manos– llegó a los respetables 25 años de circulación, es una noticia verdaderamente feliz.

Arrancó, por tanto, en 1996, bajo el augurio de la Universidad de Barcelona, pero manteniendo una independencia luminosa, de esas que abren páginas para cualquier lector con intereses humanistas (no los engolados papers que parecen la desafiante correspondencia entre docentes e investigadores universitarios), sobre un principio rector: mirar descolonizadamente los fenómenos culturales, principalmente de Latinoamérica. Me impresiona escuchar –en un video promocional– al profesor Constantino Bártolo –brillante prologuista del libro de Campaña Una sociedad de señores (2017)– que Guaraguao es un lugar letrado en un mundo en que todo es mercado. En esa actitud he leído este número, en una inmersión profunda y completa, cuya variedad impulsa un carrusel mental, sintiendo sobre el rostro el aire vivificador de lo inteligente.

Las dos entrevistas realizadas por el mismo director, tanto a Michele Curnis, especialista en Dante y la Divina Comedia, como a Niall Binns, director del proyecto “El impacto de la guerra civil española en la vida intelectual de Hispanoamérica”, ahondan en sus respectivos campos con una solvencia admirable (¿cómo se prepararán esas conversaciones?). Parece que cada número ha incluido textos para el rescate y en este, el regalo es inmenso: tres entrevistas que hizo Roberto Bolaño durante su inicial estancia en México a poetas estridentistas, y publicadas en la revista Plural, en 1976 (yo, que gocé de la visita a Guayaquil, de Arqueles Vela a comienzos de esa década, me complazco en sus tajantes respuestas). La joya de la corona es la inclusión completa de Nuestra España. Homenaje de los poetas y artistas ecuatorianos, de 1938, expresión vehemente de la solidaridad con el pueblo que estaba siendo desgarrado por una división fratricida y fascista, con voces preclaras e ilustraciones de Alfredo Palacios, Diógenes Paredes, Eduardo Kingman.

La sección Creación presenta una amplia lista de voces poéticas femeninas ecuatorianas, menores de sesenta años, enfrentándome a la paradoja de que yo conozca a varias de ellas en una revista que viene de España, cuando viven y se expresan en nuestro país. Estrecheces del nuestro medio.

No puedo dejar de mencionar los nombres de mis admirables exalumnos –empezando por el mismo Campaña–, Carlos Burgos, Leira Araujo y Yanna Hadatty, que figura en el Consejo editorial de la revista, porque todos trabajan fuera del Ecuador en el ámbito literario y están explayando sus saberes de forma que nuestra reducida realidad no les permitiría.

Guaraguao es una formidable revista literaria. Solo su director debe saber la perseverancia, el esfuerzo y la lucidez que le ha exigido todos estos años. (O)