La invasión de Ucrania por parte de Vladimir Putin destapó una matrioshka inversa, monstruosa e ilógica, en la que la siguiente muñeca es más grade que la anterior. La situación geopolítica se encontrará pronto con la próxima matrioshka gigantesca, planetaria. ¿Cuál será la muñeca apocalíptica? La más probable parece que surgirá con la invasión china de Taiwán. Xi Jinping estará analizando cuidadosamente la evolución del conflicto de Ucrania, antes de abrir el juguete fatídico. ¿Y después que vendrá? ¿La invasión de las otras islas del mar de Asia Oriental? ¿Rusia ataca a los países bálticos?

Xi Jinping se reunirá con Vladimir Putin en su primera visita a Rusia desde la invasión de Ucrania

Analicemos cómo los imperios del mal llegaron a ser tan grave amenaza. Políticos y empresarios de los países occidentales en su afán de enriquecerse vendiendo en los enormes mercados ruso y chino, se volcaron a hacer cualquier clase de negocios. Así se enriquecieron las oligarquías imperiales, que han podido destinar una importante fracción de sus ganancias al fortalecimiento militar. Felices con esta promiscuidad comercial, los occidentales abrieron de par en par la puerta tecnológica para que los totalitarios entren a saco en los claustros de la ciencia y el desarrollo del mundo libre. Pero esta situación también pone en evidencia su gran debilidad. Sus sistemas burocráticos son genéticamente incapaces de generar un desarrollo tecnológico permanente y, ni siquiera, una economía sostenible a mediano plazo. Los mandos de sus “empresas” no son empresarios interesados en el crecimiento, atentos a las oportunidades, sino funcionarios cuyo cometido es el cumplimiento de órdenes y la observancia de los manuales. El mejoramiento técnico y científico lo obtienen mediante el espionaje y el robo. Su gestión administrativa y comercial no está basada en la eficiencia, el anhelo de crecimiento personal y la búsqueda de nuevas opciones, sino en el acatamiento de órdenes. Su ideal no siempre conseguido es el estancamiento bien organizado, que se sostiene hacia el exterior mediante dumping laboral, inundación del mercado con chucherías baratas, imposiciones políticas y prácticas corruptas.

China y Taiwan: así son sus ejércitos

A cuenta de la sagrada libertad de comercio, no se pueden hacer concesiones que darán al traste con todas las libertades del mundo. La debilidad tecnológica y económica de los países totalitarios tiene que ser aprovechada para detenerlos en sus planes tiránicos y expansionistas. Las inversiones y el comercio con los imperios del mal deben administrarse calculadamente, exigiendo cambios efectivos en sus sistemas de gobierno y frenando sus políticas expansivas. ¿Es esto una propuesta de limitar el libre comercio? Digamos de controlarlo a fin de preservarlo, porque los países déspotas no lo respetan, los negocios con ellos suelen terminar mal, con la exclusión abusiva de los extranjeros que creyeron cuentos chinos y juegos con muñecas rusas. Se comprobó en la Primera Guerra Fría, se la ganó haciendo reventar económicamente a la Unión Soviética con el sobreesfuerzo armamentista. De una vez por todas aprendamos que, si bien la economía es importante, vital, no lo es todo. De nada servirá el libre comercio si nos avasallan política y militarmente. (O)