Marta Fernández y María Elena Rodríguez *
El 8 de septiembre de 2025, una reunión virtual del BRICS, convocada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, buscó consolidar la posición del grupo y reafirmar las directrices establecidas en la 17.ª Cumbre, celebrada en Río de Janeiro en julio. En el encuentro, Lula defendió el multilateralismo, criticó los aranceles impuestos por Estados Unidos y subrayó la necesidad de poner fin a las prácticas unilaterales que comprometen el comercio internacional. La reunión contó con la participación de líderes o representantes de China, Egipto, Indonesia, Irán, Rusia, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos, India y Etiopía.
La Cumbre de julio, que antecedió este encuentro virtual, se desarrolló en un contexto de gran tensión geopolítica, marcado por ataques de Israel y de Estados Unidos contra Irán y por el aumento de las disputas económicas globales, intensificadas por la guerra arancelaria de Donald Trump y su política de “America First”. Aun ante estos desafíos, Brasil logró impulsar una agenda multilateral centrada en el enfrentamiento de las desigualdades globales, consiguiendo aprobar cuatro documentos principales: la declaración final y tres declaraciones temáticas en las áreas de salud, gobernanza digital y financiamiento climático. Estos textos no solo amplían las ambiciones del grupo, sino que también reafirman el compromiso brasileño con un multilateralismo inclusivo y orientado a la reducción de desigualdades.
La declaración final superó resistencias considerables. Irán, incluso después de haber sido atacado recientemente, aceptó un texto que defiende la solución de dos Estados para el conflicto israelí-palestino, un gesto de apertura diplomática. Sudáfrica, Egipto y Etiopía, por su parte, acordaron mencionar nominalmente a Brasil e India en la defensa de la reforma del Consejo de Seguridad, mientras que se reconoció que África merece mayor representación. En el ámbito monetario, el texto evitó la propuesta de una nueva moneda común —defendida previamente por Lula—, pero reafirmó el avance del comercio en monedas locales. Con un tono prudente, el documento evitó menciones directas a Estados Unidos, aunque señaló el deseo de reducir la dependencia del dólar.
Esa modulación es coherente con la estrategia brasileña de no alineamiento activo y ya quedó clara en el discurso de apertura de la Cumbre, que marcó el tono del encuentro al evocar Bandung, un gesto cargado de simbolismo. En 2025 se cumplen 70 años de la Conferencia de Bandung, hito fundador del Movimiento de Países No Alineados. Fue también bajo la presidencia brasileña que Indonesia —epicentro histórico de aquel encuentro— se convirtió en miembro pleno del BRICS, reforzando el compromiso con un orden internacional más plural, basado en la autonomía y la cooperación entre países en desarrollo.
La defensa brasileña del multilateralismo, sin embargo, no significa adhesión acrítica a las instituciones existentes. Al contrario: la declaración enfatiza repetidamente el imperativo de democratizar la ONU, reformar las instituciones de Bretton Woods y restablecer el funcionamiento de la OMC y su mecanismo de solución de controversias, paralizado hace años por el veto de Estados Unidos. La palabra “democracia” aparece siete veces en la Declaración, lo que sugiere que, a diferencia de lo que afirman ciertos analistas, el BRICS no ignora el tema, sino que lo aborda desde una perspectiva propia: la defensa de una gobernanza global más democrática, que trasciende los límites del plano estrictamente nacional.
Esta crítica se extiende también a la instrumentalización de agencias multilaterales. Un ejemplo es la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), cuya neutralidad fue cuestionada después de que Irán suspendiera su cooperación con la entidad, acusándola de facilitar los ataques israelíes al compartir datos sensibles. Resulta irónico, por lo tanto, que el BRICS —con frecuencia descrito como una amenaza al orden liberal— se posicione como defensor de un orden basado en reglas, siempre que estas sean construidas colectivamente y con legitimidad democrática.
Los tres documentos temáticos adoptados durante la Cumbre refuerzan la visión del grupo a favor de una gobernanza más inclusiva, con soluciones conjuntas para los desafíos globales. La Asociación del BRICS para la Eliminación de las Enfermedades Socialmente Determinadasdestaca el compromiso con la erradicación de enfermedades como la tuberculosis, reconociendo que estas afectan de manera desproporcionada a las poblaciones más vulnerables. El texto reafirma el derecho a la salud y la necesidad de fortalecer los sistemas públicos nacionales, ampliar el acceso a medicamentos y tecnologías y fomentar la cooperación científica y técnica entre los países miembros.
En la Declaración sobre la Gobernanza Global de la Inteligencia Artificial, los países reconocen que la IA tiene impactos profundos sobre las economías, las sociedades y la propia democracia. Defienden que su gobernanza debe basarse en los propósitos y principios de la Carta de la ONU, en los derechos humanos, en la protección de la privacidad, en la inclusión y en la diversidad. Rechazan la concentración de poder en manos de grandes plataformas digitales y expresan preocupación por la reproducción de prejuicios y desigualdades en los sistemas algorítmicos, proponiendo un modelo más ético, accesible y equitativo.
Por último, en la Declaración Marco sobre Finanzas Climáticas, se reafirma el compromiso con el Acuerdo de París y con la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, defendiendo la movilización de financiamiento climático nuevo, adicional y en condiciones justas para los países en desarrollo. El grupo reiteró el principio de responsabilidades comunes, pero diferenciadas y defendió reformas en los bancos multilaterales, mayor volumen de financiamiento y la movilización de capital privado para viabilizar recursos destinados a acciones climáticas en el Sur Global. Además, el texto reconoce al Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) en su papel de apoyo a proyectos de desarrollo sostenible y acción climática.
Pese a la diplomacia cautelosa, el grupo sigue siendo percibido como una amenaza por sectores hegemónicos. Durante la Cumbre, Trump reaccionó con virulencia, amenazando con un arancel adicional del 10 % para cualquier país que se alinee con las “políticas antiamericanas del BRICS”, afirmando que “El dólar es rey. Vamos a mantenerlo así”. “Perder la hegemonía del dólar sería como perder una guerra”. Trump interpreta cualquier movimiento hacia la pluralidad monetaria como un intento de destronar al dólar, como una provocación existencial. Sus acciones, al vincular cuestiones comerciales con sanciones unilaterales y desafiar la soberanía nacional, subrayan la divergencia de visiones y las crecientes tensiones que configuran el escenario económico y político internacional. (O)
* Doctora en Relaciones Internacionales. Profesora y exdirectora del Instituto de Relaciones Internacionales (IRI) de la PUC-Rio. Investigadora del CNPq y del proyecto GlobalGrace (Género Global y Culturas de Igualdad). Directora del Centro de Políticas BRICS (2023-2025).
* Doctora en Sociología por el IESP-UERJ, Profesora de Relaciones Internacionales en la PUC-Rio y Subdirectora del Centro de Políticas BRICS.
*Este texto se enmarca en la colaboración entre la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y Latinoamérica21 para la difusión de la plataforma Voces de Mujeres Iberoamericanas. Conoce y únete AQUÍ a la plataforma.