El Banco Mundial hizo un recorte en su previsión de crecimiento de la economía mundial, de América Latina y el Caribe respecto de las cifras que difundió en enero pasado. Ubicó el crecimiento global para este año en 2,3 %, esto es, 0,2 puntos porcentuales menos que lo anticipado.
Es un efecto del aumento de los aranceles estadounidenses, señala la información internacional. Para las exportaciones ecuatorianas la tasa fue del 10 %, pero el Gobierno local impulsó negociaciones en búsqueda de beneficios y el viceministro de Comercio Exterior, Andrés Robalino, dijo que los resultados los revelará Estados Unidos el próximo 1 de julio.
Aunque el pasado 9 de junio el gerente general del Banco Central del Ecuador (BCE), Guillermo Avellán, afirmó que la economía ecuatoriana “ha iniciado un periodo de recuperación”, todas las acciones para aportar al crecimiento son necesarias y obtener una baja en los aranceles estadounidenses le dará sin duda un punto a favor al régimen que se ha declarado cercano al gobierno de Donald Trump, además de colocar a nuestros productos en ventaja frente a otras naciones. Más allá de que la medida de Estados Unidos alcanza a todos los mercados.
El funcionario del Banco Central menciona entre otros argumentos, para sostener una recuperación, el desempeño favorable del sector exportador no petrolero, el alto nivel de remesas enviadas por los migrantes y el crecimiento de depósitos y créditos en el sistema bancario. Orden de finanzas públicas y menos incertidumbre política también están en su lista.
Datos técnicos enumerados se respaldan en información del BCE, sin embargo, la ciudadanía empezará a sentir un real cambio en la economía cuando este se traduzca en menor desempleo y mayores oportunidades para todos.
El Gobierno tiene una mayoría para legislar y que la inseguridad jurídica no sea un pretexto para no atraer inversiones. Esto favorecerá la economía y el empleo, que obviamente requiere solucionar la crisis de seguridad para un desarrollo real. (O)