Me es desgarrador ver cómo las heridas de un país no cierran, me lastiman esos videos donde se revuelcan de dolor al grito de “yo quería regresar pa’ mi casa”; ese dolor frustrante de quiero ir a abrazar a mi papá, todos deslucidos, con los ojos llenos de incertidumbre y miedo, rechazados por los que nos sentimos intocables, porque eso nunca nos pasará puesto que botamos al correísmo antes de que nos convierta en una Venezuela, sin darnos cuenta de que el daño ya está hecho y que existe un peligroso affaire con un tipo de paja, que festeja como propia la victoria de un modelo que destrozó un país económicamente poderoso, dejándolo en cenizas, caos y migración forzada, ese mismo al que le dicen Nerón y prófugo, el que quiere meter sus garras como representante del mal y al que aún le creen porque nos dejó carreteras y hospitales sin presupuestos, que hoy no sirven de nada porque #loscorruptossiemprefueronellos.