Amigos lectores, profesemos la fe poniéndonos en las manos de Dios, orando sin cesar por nuestro país. Estamos viviendo momentos de inestabilidad e incertidumbre.

Tuvimos una Asamblea que desplegó en sus acciones mucha pobreza espiritual. La mayoría de los exasambleístas pensaron en sus intereses personales, creían tener todo el poder y se olvidaron del pueblo que los eligió.

Publicidad

Ciertos políticos alejados de Dios viven ajenos a las enseñanzas de Él, al no cumplir el primer mandamiento de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Señor, muéstranos tu amor, misericordia, compasión, porque nos sentimos desprotegidos ante tanto atropello. Por otro lado, también estamos en las manos perversas de quienes atentan contra la vida en nuestra sociedad: los delincuentes.

Pedimos a Dios que nos bendiga... y ponga la paz. (O)

Publicidad

Beatriz Ernestina Ortega Jaime, Guayaquil