No sentimos seguridad en ninguna parte en el Ecuador, en los transportes escolares, de pasajeros de colectivos, taxis, los ascensores, los vehículos particulares, las calles, las carreteras, las casas, los barrios, las ciudadelas abiertas y cerradas, las terminales de buses, los aeropuertos, los negocios, las discotecas, las fiestas, los sepelios, los cementerios, los templos, los clubes, las instituciones, los malecones, los parques, las piscinas, las tiendas, las panaderías, las boticas, los restaurantes, las cafeterías, las pastelerías, los centros comerciales, las barberías, centros de belleza, los cines, los bancos, los hoteles, los colegios, las universidades, las oficinas, los trabajos, los consultorios, los hospitales, las clínicas, las playas, los pueblos, los mercados, los supermercados, las fronteras, la selva, las montañas, etc.

La corrupción está en todas partes dentro de las instituciones de control y administración del Estado. A la violencia, la mafia, el crimen organizado, la delincuencia armada no le ponen un dedo las autoridades; pero al bebé indefenso le ponen una ley de la muerte para que lo maten con el aborto. ¿Y los violadores, asesinos, sicarios, ladrones, criminales, femicidas, secuestradores, políticos, y autoridades y funcionarios y exfuncionarios corruptos, cobra diezmos, ladrones de los dineros del Estado y del pueblo, sobornadores, engañadores, traidores de la patria...?, muy bien gracias, algunos solo con un grillete de papel, libres por mañosas movidas del habeas corpus, hospedados como reyes y princesas en embajadas, en celdas doradas con celulares, internet donde hacen maestrías, o en sus cómodas casas presentándose a la autoridad y decir estoy aquí, no me he escapado. (O)

José M. Prado, Samborondón