Actualmente tengo una profunda preocupación por un problema que afecta a nuestro querido Guayaquil: la falta de cultura y aseo en las calles. Cada día, al caminar por sus calles, me encuentro con un panorama deplorable, basura por doquier, aceras sucias, espacios públicos descuidados.

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Es desalentador ver cómo la ciudadanía no valora el entorno que los rodea y no se compromete con mantener limpio su espacio común. Todo esto no solo afecta la estética de la ciudad, sino también su calidad de vida y salud. La acumulación de basura puede provocar la proliferación de enfermedades, atraer plagas y contaminar el entorno natural, poniendo en riesgo la salud de quienes habitamos aquí. No puedo evitar preguntarme: ¿cómo hemos llegado a este punto?; ¿dónde quedó nuestro sentido de responsabilidad colectiva por el lugar que llamamos hogar?

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Creo firmemente que el cambio es posible, pero debe empezar por nosotros mismos. Es esencial que cada uno adopte una actitud voluntaria hacia la limpieza de las calles. Esto significa no solo evitar arrojar basura, sino también tomar la iniciativa de recogerla, cuando sea seguro hacerlo. Sé que la acción individual no es suficiente, necesitamos un esfuerzo coordinado que involucre a toda la comunidad y las autoridades.

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Todos podemos contribuir (...). Solo así podremos construir un mejor futuro.

Las campañas de concienciación y educación son cruciales para fomentar una cultura de limpieza en Guayaquil, debemos enseñar a las nuevas generaciones el valor de respetar y cuidar su entorno. También es imperativo que haya sistemas efectivos de recolección de basura y sanciones más duras para aquellos que intencionalmente ensucian las calles.

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Todos podemos contribuir a cambiar esta realidad, es momento de reflexionar sobre este mal proceder y comprometernos a ser parte del cambio que Guayaquil necesita. Solo así podremos construir un mejor futuro. (O)

Génesis Allyson Proaño Zambrano, Guayaquil