El anuncio del Consejo Nacional Electoral (CNE), por boca de su presidenta, en la noche del día domingo 7 de febrero, de que luego de establecido el triunfo indiscutido en primera vuelta del candidato del correísmo, Andrés Arauz, el segundo lugar, que concede el derecho a participar en segunda vuelta, le correspondía —provisionalmente— al candidato de Pachacutik, Yaku Pérez, pero que la clasificación definitiva se decidiría entre este último y el candidato de CREO-Partido Social Cristiano, Guillermo Lasso, luego del escrutinio definitivo, en razón de que la diferencia de votos entre estos dos últimos era demasiado estrecha, ha dejado al país en un ambiente de gran tensión. Luego, súbitamente, interviene el expresidente Correa, ¡como paladín de Lasso!, para defender que este había conquistado el derecho a participar en la segunda vuelta y ser, por tanto, el rival de su patrocinado Arauz; esto lleva a deducir que consideran a Lasso un candidato más fácil de derrotar y que temen enfrentar a Yaku Pérez, quien podría ser apoyado tanto por fuerzas de centroizquierda como de derecha, que quieren sepultar al correísmo. Esta original y necia forma del CNE de proclamar un vencedor provisional con derecho a participar en la segunda vuelta ha creado una convicción del triunfo de Yaku, y sus partidarios se han declarado dispuestos a defender su victoria. Como han triunfado en la mayoría de las provincias (catorce), todas ubicadas en la Sierra y el Oriente, podrían paralizar al país, como lo han hecho en el pasado; Yaku Pérez denuncia una maniobra de Correa, Lasso y Nebot para desconocer su triunfo. Muy peligrosa situación. Muchos partidarios de Lasso están decepcionados por sus pobres resultados. Recuerdan que hace cuatro años obtuvo el 28 % de los votos, y Cynthia Viteri, su rival en esos comicios, el 17 %, es decir, que entonces sus partidos representaban el 45 % de la votación, y ahora, con la derecha unificada, apenas el 20 %; los propios partidarios no le ven posibilidades de triunfo y prefieren optar por Yaku para derrotar a Correa. Sin contar con que de desconocerse el triunfo de Pachacutik este jamás votaría por Lasso, lo que haría imposible su triunfo. Pachakutik cuenta con el segundo mayor bloque legislativo. El candidato sorpresa, Hervas, no apoyará a ninguno. Al parecer, la presidente de la misión de observación de la OEA busca conciliar posiciones; suponemos que tiene preocupaciones sobre el futuro del proceso. Agrava las cosas la falta de credibilidad del CNE; cualquier pronunciamiento que hiciera, que alterara los resultados electorales ya en conocimiento de la ciudadanía, sería cuestionado y aun rechazado. A esa falta de credibilidad contribuye el que tres de sus cinco miembros pertenecen a los partidos que apoyan al candidato de la derecha, como se hizo evidente en este turbio proceso. La ciudadanía que quiere superar esta etapa de correísmo-morenismo busca la mejor fórmula para conseguirlo. Recuerdo lo ocurrido en 1979, cuando el vencedor de la primera vuelta fue el joven —todavía desconocido— Jaime Roldós Aguilera, quien arrasó en la segunda vuelta a Sixto Durán Ballén, candidato de toda la derecha y los partidos tradicionales. (O)