He visto con mucha preocupación que algunos políticos en nuestro país se empeñan en contradecir todo aquello que manifiesta su contrario ideológico, ni siquiera son capaces de un elemental análisis para dilucidar si algo bueno existe en lo que dice el contrario. Esta práctica es evidente, y especialmente en casi todos los seguidores del expresidente Correa y en él mismo, y se la realiza con una inusitada virulencia.

Cualquier país requiere de la unión de sus pobladores para salir adelante, especialmente cuando se encuentra en una situación delicada. Es necesario plantear propuestas de solución en lugar de buscar exclusivamente lo negativo. La actitud negativa permanente no es propia de mentes abiertas y cultas, es signo de un fanático o un dogmático.

Escucho con mucha pena a personas que aparentemente han seguido carreras universitarias, hacer pronunciamientos alejados de la razón y mantenerlos cual si fueran manifestaciones de brillantez analítica. Por ejemplo, los pronunciamientos de legisladores seguidores del expresidente Correa sobre las reformas a Ley de Comunicación, son una verdadera vergüenza, decir que “el pueblo se va a quedar en la indefensión porque se ha reformado esta ley” es una verdadera manifestación de mediocridad conceptual espantosa. Este grupo de personas, con esto demuestra que su interés es solamente defender “iniciativas” del Gobierno anterior, sin una pizca de vergüenza ni de actitud positiva frente al país. Más parece que nunca tuvieron idea de lo que es la indefensión. Con la ley que ellos hoy defienden se basureó no solamente a periodistas, sino, y especialmente, a opositores, por el solo hecho de opinar diferente a personeros del Gobierno de ese entonces; y ahí para ellos que ya eran actores políticos, no había indefensión alguna. ¿Cuál protección contra la indefensión entonces permitía esa ley? A mi entender, las reformas que se han propuesto por parte de la Asamblea se quedan cortas, frente a la necesidad de que la libertad de opinión y de pensamiento sean respetadas en su totalidad.

Esa ley propuesta y creada por un grupo de fanáticos incompetentes, y luego mal aplicada por una persona totalmente incapaz y carente de cualquier atisbo de razonamiento, no debería siquiera existir. Causa risa que hoy, quienes ayer aplaudían los atropellos perpetrados a nombre de ese amasijo de incongruencias y colección de barbaridades –producto propio de mentes obnubiladas por el fanatismo y por la obsecuencia servil– hoy se abanderen de la defensa del pueblo que quedará en la indefensión y que sostengan sin vergüenza alguna que se van a “judializar” directamente las causas que se presenten por opinar libremente. Me pregunto, ¿no fue eso lo que hizo el líder de ese grupo de alegres y orgullosos “seguidores” cuando la ley estaba vigente?

En proximidades de las elecciones, pido a los ecuatorianos que unamos fuerzas para erradicar a los mediocres, a los fanáticos, a los dogmáticos que anteponen ideas fijas a los intereses del país. Nuca más mediocridad al poder, nunca más fanáticos defensores de la corrupción de sus líderes, a la representación popular a ningún nivel. Reaccionemos.(O)

José M. Jalil Haas,

ingeniero, Quito