La Asamblea Nacional y el presidente Guillermo Lasso no cumplen ni un año en funciones y las relaciones políticas alcanzaron al límite de lo que sería una ruptura. El archivo de la iniciativa de ley de atracción de inversiones deterioró aún más la espinosa relación que ha mantenido el Gobierno con los legisladores, que llevó al jefe de Estado a anunciar que gobernará “sin considerar que existe” esta función.

“Al no tratar cinco leyes que hemos enviado, una negada y el resto no tratadas, demuestra que a la Asamblea, salvo honrosas excepciones, a la mayoría no le importa el Ecuador. Lo único que les interesa es negocios, personas, intereses partidistas, egoísmos, vanidades o celos. Lo que me demuestra a mí es que debo gobernar, de aquí en adelante, sin considerar que existe la Asamblea Nacional, porque es evidente que quieren bloquear al Gobierno”, remató Lasso este 29 de marzo, en el programa que se transmite cada martes, Encontrémonos con la ciudadanía.

Guillermo Lasso: Debo gobernar sin considerar que existe la Asamblea Nacional

A lo largo de estos diez meses las dos instituciones han tenido divergencias, como con la fiscalización a Lasso por los denominados papeles de Pandora, el tratamiento de las reformas tributarias, la intención de enjuiciar a cuatro vocales del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), por la designación de autoridades de control.

Publicidad

Hasta que en las últimas semanas, en la búsqueda de respaldos a la propuesta de Ley de Inversiones, Lasso se indignó y denunció en la Fiscalía General a cinco asambleístas de Pachakutik (PK) de que le habrían pedido supuestos beneficios económicos, y a Xavier Hervas, figura de la Izquierda Democrática (ID), de que le habría insinuado que lo están investigando en el Servicio de Rentas Internas (SRI).

Si bien reconoció que hay “la obligación de hablar con todos en democracia”, anticipó que no perderá “más tiempo con enviar más leyes”.

Bajo ese escenario, las opiniones en la sociedad civil difieren sobre la posibilidad de que las relaciones con el Parlamento estén rotas, pero lo critican por “abrirse” frentes con las bancadas legislativas.

Publicidad

Para Libia Rivas, directiva del Instituto de Estudios Legislativos, el Ejecutivo “no puede romper las relaciones por su condición de colegislador”.

Cree que Lasso podrá gobernar con las leyes vigentes y dictar políticas públicas en el ámbito de sus competencias; y, “si requiere algo del Legislativo, volverá a tocar las puertas de la Asamblea”.

Publicidad

Advierte que el Legislativo podrá seguir tramitando proyectos de ley y remitiéndolos a Carondelet por su competencia de colegislador para vetarlos y, “en esos casos, si no articula adecuadamente durante el trámite en las comisiones especializadas, cuando le llegue el texto para la sanción u objeción, va a haber conflictos”.

La figura de Guillermo Lasso expuesta en el escenario judicial por las investigaciones a cinco asambleístas

El analista político Medardo Oleas concluye que hay un evidente “rompimiento” de las relaciones, lo que es “un grave error” por parte de Lasso.

“El rompimiento es total, porque este ha sido el único presidente que no tiene un ministro de Gobierno o un secretario general de la Administración que afronte todas las crisis políticas. Un gobernante no cumple esas funciones, porque cuando hay conflictos, los que se queman son los funcionarios, pero el presidente sigue incólume. Pero él al afrontar directamente esta responsabilidad se quema él”, lamentó.

Añadió que dejar de lado a la Asamblea es peligroso para un sistema democrático, y que “los enojos no pueden llevarle a una posición como la que está tomando, debe buscar el diálogo, consenso, demostrar que es un demócrata, no puede imponer sus tesis”, insistió.

Publicidad

Sebastián Mantilla, consultor político, es más optimista. A su criterio, este momento es de tensión, pero cuando los “ánimos bajen, el presidente retomará algún tipo de relación” política con la legislatura, pues así es la política.

Aunque reconoció que existe un bloqueo por parte de las bancadas, también hay un “mal desempeño político” desde el Palacio de Gobierno.

“No hay un operador político u operadores del Gobierno que puedan de alguna manera evitar estas situaciones. Esta crisis no es solo producida por los bloques políticos, sino autoprovocada por el presidente que tiene fallas, una cierta incapacidad y hasta liderazgo para manejar estos temas”, opinó y sugirió que se haga una renovación en su gabinete, desde los asesores, consejeros y en el Ministerio de Gobierno, porque “no le están aportando o ayudando”.

Hay críticas a su frente político y se plantea una renovación, a dos meses de cumplirse el primer año en funciones de Guillermo Lasso. Desde julio del 2021, su ministra de Gobierno ha sido Alexandra Vela Puga (d), luego del fallecimiento de César Monge, quien fue su primer ministro de la política. Foto: API.

Desde la Fundación Ciudadanía y Desarrollo, su director Mauricio Alarcón cuestiona la “evidente ruptura” entre las dos funciones, pero se alerta de los efectos que puede producir al sistema político e incluso “hacerle la vida imposible” con juicios políticos a sus ministros.

“Es imposible que pueda funcionar un Estado de manera correcta con un divorcio formal entre el Ejecutivo y Legislativo, cuando son las dos principales funciones en materia de gobernabilidad. No hay forma de que los decretos suplan los temas que están regulados por ley; además, que mantener un frente como este habilita también el camino a que el Legislativo empiece a atacar al Ejecutivo hasta con procesos políticos en contra de sus ministros”, indicó Alarcón.

Por ello, insiste en que es necesario que el diálogo no se cierre, sino que se retome “con actores capaces y métodos transparentes”; de lo contrario, “si quiere gobernar sin Asamblea, que aplique el artículo 148 de la Constitución, para la disolución del Legislativo, pero que no pretenda coexistir y convivir con una función que le va a hacer la vida imposible”. (I)