Inge Behr empezó con un dolor en el estómago; después le pasaba lo mismo a su hijo Eduardo; hasta que médicamente fueron diagnosticados con intolerancia a la lactosa y al gluten. Esa situación llevó a Inge a idear otros tipos de comidas para que tanto ella como su hijo no tuvieran molestias a la hora de ingerir alimentos.

Fue a un taller para aprender a elaborar comida saludable, y esos conocimientos quiso compartirlos con los demás. Y es ahí cuando crea una cuenta de Instagram llamada Ready Happy Healthy, donde publicaba opciones de comida sin lactosa y otras sin gluten.

Mónica García venció el cáncer y ahora batalla el parkinson, mientras emprende con productos naturales que oferta en centros comerciales y tiendas especializadas de Guayaquil y Samborondón

En ese camino creó unos wafles de pan de yuca veganos que se convirtieron en la receta favorita de la familia. Entonces, Inge también los compartió con su círculo cercano, es decir, familia y amigos.

Publicidad

“Creo la cuenta, y estaba experimentando recetas para ayudar a otras mamás que estaban desesperaditas, como yo, cuando ya di con la receta de los panes de yuca veganos, porque el sabor era parecido al pan que nosotros comemos, que tiene quesito, hasta crema de leche y mantequilla. Pero el mío no tiene nada de eso; es rico y práctico; como ya lo tenía congelado, era fácil de preparar. Y hacerla en una waflera me facilitaba hacerla plana”, cuenta Inge, quien en 2019 comenzó vendiéndolo a través de Instagram y a quienes la conocían.

Inge Behr tiene destinado un espacio pequeño de su casa para elaborar los wafles de pan de yuca. Foto Carlos Barros. Foto: El Universo

Hasta que una amiga le sugirió: “¿Y por qué no lo vas a ofrecer a La Molienda (local que vende productos naturales en Guayaquil)?”. E Inge lo pensó. En septiembre de ese año acudió y aceptaron el producto, para lo cual debía obtener el registro sanitario. Ese fue su primer punto de venta.

“Yo me acuerdo cuando los pedidos comenzaron a aumentar y tenía un pequeño procesador de alimentos, y le digo a mi esposo, Luis Cedeño, que necesito comprar uno más grande. Y él pensaba, porque costaba $ 50, y me decía: ‘¿Estás segura de que te va a dar para poderme pagar?’; y le digo: ‘Sí'. Entonces el producto se daba a conocer, y luego entré a otro local de La Molienda”, relata la propietaria de Ready Happy Healthy.

Publicidad

Quedó impactada por la belleza de las playas de Ecuador y aterrada por los desechos plásticos: una alemana creó una pasta dental sustentable con ingredientes amazónicos

En ese trayecto a Inge le iba muy bien, pero unos meses antes de la pandemia de COVID-19 quebró el negocio de su esposo, y tanto fue el impacto que hasta tuvieron que vender su casa para pagar deudas. “Estábamos en un momento devastador: la crisis económica, pandemia. Pero mi negocio nos pudo mantener a flote, porque nos daba de comer. Yo sentía que esa era la manito invisible que Dios nos estaba dando para que no desmayáramos en medio de tanto problema”, recuerda Inge, de 42 años.

Entonces, el esposo de Inge apoyó el emprendimiento con sus conocimientos en finanzas y la ayudó a entrar a otros puntos de venta. “Mi esposo me cayó del cielo. Él se aseguró de eso: que la base de datos, que no compremos en exceso... En cambio, yo lo hubiera hecho medio a la locura”, confiesa.

Publicidad

Inge estaba muy emocionada. Veía algo que estábamos preparando en nuestra casa y ya estaba en otras. Era algo increíble, y verlo en las perchas. Los clientes me mandaban las fotos de sus hijos comiendo el wafle de pan de yuca, y era una chochera inmensa”, menciona.

El producto de la marca Ready Happy Healthy se encuentra en once puntos de venta en Guayaquil y Samborondón: en dos locales de La Molienda, cuatro establecimientos Del Portal, Glow Market, OHM Orígenes Healthy Market, La Villa Foodie, El Huerto de Luchi y La Delia Market; además, en la aplicación Super Easy.

Los wafles de pan de yuca vegano cuestan $ 6 y vienen ocho unidades. También se venden al por mayor. Pueden consumirse hasta por seis meses, siempre y cuando estén en congelación.

Inge destina un día a la semana para producir más de 250 paquetes y distribuirlos a los puntos de venta. Esta cantidad es similar a los pedidos que recepta por Instagram. Ella no olvida cuando empezó vendiendo diez fundas al mes.

Publicidad

Los $ 20 que le regaló su mamá ayudaron a que Landy Andrade hoy venda hasta 3.000 bolos al mes; ella sueña con su ‘imperio’ de bolos y chocobananas

Ahora la emprendedora ya no usa el procesador que le compró su esposo: posee uno industrial que corta la masa a la medida. “Los wafles nos han unido como familia; mis hijos, que son grandes, se dan cuenta. Cuando yo estaba solita en mi cocina majando la yuca... Ahora es un proyecto familiar; hasta tengo tres congeladores. Para mí es un regalo haberles enseñado esto, porque sí hemos crecido lento, pero seguro”, indica.

La también ingeniera comercial sostiene que este proceso ha sido fácil, porque “las cosas se han ido dando en orden”, y difícil, por los obstáculos económicos: “Quisiera mejorar el empaque, hacer otra etiqueta, meterlo en una cajita, y es dinero”.

Sin embargo, para ella su mayor logro es estar en varias tiendas y supermercados y que sus hijos la apoyen. Aspira a tener su fábrica y hasta exportar. “Mi sueño más grande es internacionalizar el producto. Sabemos que en otros países hay una cultura más enfocada en lo saludable, vegano o dietas basadas en plantas. Yo sé que este producto sería genial, pero un día a la vez”, apunta.

Inge aconseja a los emprendedores no desanimarse. “Porque quieren ver algo muy rápido, enseguida y cristalizado. A veces hay muchos pasos que dar antes de llegar a ese gran sueño. Entonces, si yo hubiese querido tener ya mi planta y todas las máquinas, nunca hacía nada. Así se fueron dando las cosas, y hay que aceptar ese proceso”, opina. (I)