En Ecuador se han identificado 137 áreas que son clave para la conservación de la biodiversidad mundial. Uno de los parámetros que tienen en común es que albergan especies únicas o amenazadas de extinción. Al ser endémicas, es decir, no están en ningún otro sitio, su pérdida suma en la cuenta regresiva de afectación de los ecosistemas del planeta.

¿Como sociedad hay conciencia nacional de ser parte del listado de los 17 países más megadiversos del mundo y de la responsabilidad de preservar toda esa biodiversidad?

David Parra, investigador de la Fundación de Conservación Jocotoco, indica que las organizaciones no gubernamentales (ONG), como en la que él trabaja, e incluso algunas comunidades tratan de complementar las políticas de protección estatal de la biodiversidad. “Cada pedacito de bosque es un mundo entero, pero en general creo que somos un poco esquizofrénicos, porque por un lado tenemos una muy buena legislación incluyendo el tema de derechos de la naturaleza, no conozco otro país con una base legal tan buena, pero con serios problemas de aplicación de esa normativa. Desde el Estado hay aciertos, pero otras decisiones van en sentido contrario”, responde.

Publicidad

Durante las últimas décadas del siglo XX e inicios del XXI se lograron conservar áreas muy importantes que no están dentro del sistema nacional de áreas protegidas, manifiesta Parra, con procesos de concienciación y medidas de protección de hecho, porque no están enmarcadas en la ley.

“Nos quedan pocos pedazos comparado con lo que hubo, pero ahora la amenaza es la política de promoción de la explotación minera e incluso petrolera. En los años setenta y ochenta (del siglo XX) el mayor obstáculo era la expansión de la frontera agrícola, la Ley de Tierras (Baldías y) Colonización, que ya no lo son tanto, pero hay nuevas amenazas”, reconoce el especialista.

Las 137 zonas que están dentro del territorio nacional y son clave para la biodiversidad mundial serán evaluadas por un grupo de expertos de varias ONG. El objetivo es también sumar otras áreas a este listado que de por sí ya están amenazadas. El primer paso para preservarlas es que sean identificadas por la ciencia.

Publicidad

Un 60 % de las ya incluidas están dentro del sistema nacional de áreas protegidas, dice Parra, y del resto (40 %) algunas son parte de reservas privadas, están protegidas por comunidades, son territorios indígenas o están conservadas por los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD).

“Llegarán a ser más de doscientos, cuando se termine el análisis, los sitios clave para la biodiversidad mundial que están en el país. Son lugares con prioridad de conservación, no importa quién las maneje en realidad, el tema es preservarlas”, asegura Parra.

Publicidad

Las reservas privadas administradas por fundaciones en Ecuador son algunas de las áreas clave para la biodiversidad mundial. Foto: CORTESÍA BYRON PUGLLA

Los ecosistemas más amenazados y que son ricos en biodiversidad están en el noroccidente del Ecuador. “Lo poco que queda en Esmeraldas está desprotegido a merced de las madereras, excepto de unos pedazos pequeños que están en reservas privadas o en los bordes de las reservas ecológicas Cotacachi-Cayapas y Mache-Chindul”.

Una situación similar hay en las provincias de Pichincha e Imbabura, según Parra. “Otra área crítica es lo que queda en las cordilleras costeras como Chongón-Colonche. Todos los bosques secos en general están muy poco protegidos”.

El tercer gran bloque que tiene biodiversidad en peligro está en el sur del país, en las provincias de El Oro, Loja y Zamora Chinchipe, que albergan al bosque seco, nublado y amazónico. “Un cuarto y último es el pie de monte de ambos lados de la cordillera de los Andes, porque recientemente se han abierto nuevas vías que motivan la pérdida de biodiversidad”.

La reaparición de especies que se creía extintas, como el caso del sapo jambato (Atelopus ignescens) reencontrado en la provincia de Cotopaxi tras 30 años de que se lo consideraba desaparecido, es uno de los factores que se toman en cuenta al momento de establecer las zonas clave para la biodiversidad mundial.

Publicidad

El fin último de la evaluación en marcha, dice Jorge Rivas, director de conservación de WWF (siglas en inglés que corresponden al Fondo Mundial para la Naturaleza) Ecuador, es revertir la tendencia de la pérdida de biodiversidad de aquí al 2030. “En este tema todos tenemos un rol. Como ciudadanos debemos reducir la huella ecológica con el cambio de los hábitos de consumo, especialmente los que conllevan al desperdicio de alimentos. Generarlo requiere energía, carbono, agua, y hay una pérdida en la producción, transporte, en los mercados y en la casa inclusive”.

La conservación requiere también de financiamiento, porque las comunidades que conservan, como el caso de los territorios indígenas, necesitan de apoyo estatal. (I)