Es probable que muchos hayamos visto el espectacular florecimiento de los guayacanes. Estos majestuosos árboles “se visten de amarillo” alegrando la naturaleza, siendo más impresionantes cuando se agrupan formando verdaderos mantos dorados. Sin embargo, me sorprendí cuando sostuve su semilla por primera vez: es muy pequeña, y se encuentra alojada una fina lámina que parece papel. Y, aunque tiene todo el potencial para convertirse en un frondoso guayacán, si esa semilla es abandonada, es probable que nunca veamos sus flores.