En la ficción son familia, un parentesco complejo, entrañable y doloroso. En la vida real son un par de amigos y colegas relajados, que estallan en risas apenas se miran. Carlos Valencia y Marco Bustos no tienen aura ni poses de celebridades, sino de profesionales de la actuación. Se conocieron estudiando y ahora forman a otros. Siguen la tradición teatral.