Empezó en el norte de Quito hace cinco años en un food truck que se parqueaba afuera del centro comercial Iñaquito. Pepitos Grill es un emprendimiento que ofrece comida típica venezolana, principalmente la que en ese país se vende al paso, en carretillas o puestos en la calle.

Para Pepitos Grill las cosas marcharon muy bien, el negocio creció y el camioncito se parqueó definitivamente para dar paso a su primer local en la capital, luego otro en Cumbayá y hace unas pocas semanas llegó a Guayaquil y se instaló en Urdesa (Víctor Emilio Estrada y Circunvalación Norte) con un nuevo restaurante.

El lugar es sencillo pero bien presentado, como un bar cafetería con una barra y la típica televisión que no falta en estos espacios. Mesas de madera, individuales de papel como en un fast food y una decoración en donde los colores rojo y negro dominan toda la escena en sus dos plantas.

De entrada los tequeños ($ 3,99), seis deditos de queso envueltos en masa de harina de trigo, que al freírlos quedan crujientes por fuera y su interior totalmente derretido. Fue la primera vez que los probaba y me gustaron. El mesero, muy amable y bien entrenado, me sugirió acompañarlos con unas salsas de la casa, básicamente dos mayonesas, una rosada de pimentón y otra verde de perejil con cilantro. Ninguna fue la gran cosa, mejor los disfruté solos.

Luego llegó la cachapa de queso con chorizo ($ 7,50). Una gran tortilla de choclo dulce, doblada por la mitad, de tal manera que permita poner en su interior el relleno que se ordena. Hay varias opciones, pollo, carne mechada, cerdo y más, todas con queso. Esta preparación sin ser muy complicada tuvo el mérito en el correcto grosor y textura de la tortilla, la buena calidad del queso fresco y abundante chorizo.

Como buen restaurante venezolano, se especializan en arepas. Estos panes de maíz que se pueden rellenar con casi cualquier cosa, en Pepitos han creado veinte combinaciones distintas con divertidos nombres que se pueden escoger, por ejemplo la gringa, con queso cheddar, tocino y huevo frito; canosa, con carne o pollo y queso manaba; peluda, con carne mechada y queso cheddar, y así.

Probé la sifrina ($ 4,50), con pollo mechado, aguacate y queso cheddar, y pabellón criollo ($ 5,99), con carne mechada, fréjol negro, queso manaba y maduro frito. La primera fue una buena combinación, en donde todos los ingredientes encajaron correctamente y se dejaron sentir en cada bocado. La otra más potente, llena de sabor y con el toque dulce del maduro que la lleva a otro nivel. Sabrosas y con tanto relleno que es difícil comerlas con las manos.

Antes de pedir la cuenta hice algo que normalmente no hago, pedí un postre. Tenía curiosidad de probar el quesillo ($ 3,99), otra versión del queso de leche. Aunque de buen sabor y no empalagoso, su consistencia me pareció un poco dura, ofreció mucha resistencia al paso de la cucharita. Pepitos Grill cumple con su visión del negocio: “ofrecer una cocina sencilla, real y sin pretensiones”. (O)