Tuve la suerte de que mis padres me pusieron en una escuela bilingüe desde kínder, que como pueden ver ahora es una terminología común en todos los países de habla hispana. Cuando uno tiene 4 años el aprendizaje del idioma es casi inmediato. Y seguí allí hasta segundo grado. Cuatro años. Me trasladaron después a tercero en un colegio donde solo enseñaban inglés en secundaria y en esos cuatro años sin practicarlo el descubrimiento primordial es que mi inglés se mantenía. Era el mejor de la clase sin necesidad de estudiar nada. Aprender inglés después requiere algo primordial: no es un asunto solamente de necesidad para el desarrollo profesional en cualquier actividad, sino que es parte de una sensibilidad especial a la cultura global que vivimos todos.