En seis capítulos Sofía Vergara retrata la vida de Griselda Blanco desde su huida a Estados Unidos con sus tres hijos hasta el día de su captura en California por funcionarios de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés).

Después de seguirle los pasos por más de una década, en febrero de 1985 “La Madrina de la cocaína” o “La viuda negra”, como se le conocía a Blanco, terminó bajo arresto después de haber convertido el sur de Florida en una carnicería cuando desató una guerra por el control de la droga.

¿Quién capturó a Griselda Blanco?

Aunque en la serie “Griselda”, producida y protagonizada por Sofía Vergara, se retrata la detención de “La Madrina” en un hotel de California mientras se escondía de sus enemigos, en la vida real no fue así o al menos eso es lo que reseñan los medios.

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La captura de la famosa narcotraficante ocurrió en una casa ubicada en Irvine, al sur del estado, donde vivía con el menor de sus cuatro hijos Michael Corleone, reseña Diario Las Américas.

Allí estaba Griselda Blanco quien entonces se hizo llamar Betty para despistar a Robert Palombo, agente de la DEA que presidió el operativo, como cuenta La Razón.

Palombo, quien actualmente es consultor, se obsesionó con la captura de Griselda, al punto que afectó su vida personal porque pasó años en California tras la pista de “La Madrina”.

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El beso del arresto

Según reseña La Nación, el agente de la DEA Robert Palombo estuvo a punto de atrapar a Griselda a mediados de los años 70, cuando gracias a un informante -un exconvicto colombiano que logró contactar a Uber, uno de los hijos de la narcotraficante- se logró convocar a la mujer en un sitio público para un supuesto “negocio”.

Sin embargo, la misión fracasó y pasó una década hasta que el funcionario estadounidense logró atraparla en su mansión en California.

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“Un día solté que si alguna vez la pillaba le daría un beso de la muerte porque me estaba volviendo loco”, dijo el agente en una oportunidad, cita La Nación.

Y el momento llegó en febrero de 1985, cuando nuevamente un hijo de Griselda fue el medio para llegar hasta la peligrosa narcotraficante. El portal argentino refiere que un agente encubierto estableció un “encuentro accidental” con Osvaldo, y de allí fue posible dar seguimiento a un guardaespaldas que los llevó a dar con la mansión de la mujer.

En la cama, leyendo la Biblia

Robert Palombo recuerda que pudo cumplir su promesa de arrestar a Griselda y darle un beso en la mejilla.

“Hola, Griselda. Por fin nos conocemos”, fueron las palabras del hombre que le siguió la pista por años y que en vez de toparse con una “gánster”, se encontró a una “ama de casa” con Biblia en mano dentro de una habitación, según recuerda La Razón, sobre el testimonio de Palombo.

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“Se mostró bastante fuerte y distante, una actitud típica colombiana diría yo, indiferente, sin mostrar ninguna emoción real, pero cuando la metimos en el auto, (todo cambió)”, es parte del recuerdo que llega a la mente del exagente citado por el medio español.

A sus 77 años, Palombo también rememora cómo Griselda Blanco lo tomó por su brazo y segundos después vomitó sobre su hombre un poco de bilis. “Ella sabía que su suerte ya estaba echada. Había llegado la hora de conocer a sus denunciantes”.

Entonces fue así como Griselda Blanco “La Madrina” pasó casi dos décadas en una cárcel federal en Florida, Estados Unidos. Su arresto fue por tráfico de droga y aunque se le atribuyen más de 250 homicidios solo se le acusó de estar implicada en tres.

En el 2004, después de cumplir su condena, fue extraditada a Colombia y ocho años más tarde murió asesinada a manos de un sicario. (E)

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