Hoy hablaremos del verbo esperanzar, que ingresó en 1732 al Diccionario de la lengua castellana, de la Real Academia Española (RAE). Su significado inicial fue el de ‘dar esperanza y, en cierto modo, asegurar de que tal cosa se hará o sucederá’. Este sentido se fue simplificando en las posteriores publicaciones del diccionario académico hasta llegar a ‘dar o provocar esperanza’, que es la acepción que consta en la edición actual.