El cine perdió este martes 16 de septiembre a una de sus grandes figuras: Robert Redford, quien falleció a los 89 años.
Su legado, sin embargo, trasciende su trabajo ante las cámaras: uno de sus mayores aportes al mundo cultural fue transformar la forma en que se entiende y se impulsa el cine independiente. Ese cambio lo cristalizó en el Sundance Film Festival, su apuesta visionaria que comenzó hace más de cuatro décadas como un refugio para creadores fuera del sistema de los grandes estudios y que hoy es una plataforma global imprescindible.
Redford fundó en los años ochenta el Sundance Institute, una organización sin fines de lucro dedicada al descubrimiento y desarrollo de artistas independientes y de sus audiencias. La iniciativa surgió ante la constatación de que pocas películas tenían oportunidad de distribuirse si no garantizaban grandes ganancias comerciales.
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Con los años, ese festival evolucionó: en 1984 bajo el paraguas del recién fundado Institute se formalizaron los laboratorios para cineastas, que permitieron incubar proyectos con apoyo profesional.
Algunas de las películas independientes que pasaron por Sundance se convirtieron en fenómenos culturales: Sex, Lies, and Videotape ayudó a abrir puertas a cineastas fuera del circuito comercial, mientras que Napoleon Dynamite, Little Miss Sunshine, Reservoir Dogs, Donnie Darko, The Blair Witch Project, entre otras, encontraron allí su audiencia inicial.
Entre los cineastas que se formaron gracias al impulso de Sundance destacan figuras de gran relevancia en la industria como Paul Thomas Anderson, Quentin Tarantino, Nia DaCosta, Ryan Coogler, Lulu Wang y Taika Waititi.
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Hoy Sundance se considera el festival de cine independiente más importante de Estados Unidos, convocando tanto a cineastas emergentes como a audiencias globales. (E)