Granillo es el principal material pétreo que se extrae de las minas que actualmente hay en las islas Galápagos. Este tipo de piedra se utiliza para el mantenimiento y ejecución de obras de infraestructura para beneficio social (carreteras, escuelas, vías, aeropuertos) y un porcentaje menor para construcciones privadas.

En el archipiélago hay tres minas en áreas protegidas. Dos en Santa Cruz y una en Isabela. Además, hay una en terrenos privados en San Cristóbal. También hay un sitio de extracción pequeño, que no se cataloga como mina, en Floreana.

Según el Parque Nacional Galápagos (PNG), estas minas serían escorias volcánicas y están totalmente delimitadas.

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La actividad extractiva que se da en estos sitios no afectaría a las especies locales, asegura Danny Rueda, director de Ecosistemas del PNG. “Las minas son explotadas desde hace más de veinte años. En sus inicios pudo haber existido algún tipo de vegetación, pero que no es propia del sector sino que está distribuida en el litoral”, dice.

El funcionario asegura que el tipo de minería que se da es netamente artesanal. “Son siete los mineros autorizados que tienen molinos hechos con partes de autos. No pueden entrar empresas mineras y extraer material, eso está prohibido”, sostiene.

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Minas: También se extrae granillo rojo de las minas que hay en el archipiélago. Foto: Cortesía Parque Nacional Galápagos. 

Sin embargo, para obras de mayor tamaño como carreteras se permite el acceso de las empresas constructoras para que puedan extraer el material que necesitan. El PNG les exige estudios de impacto ambiental.

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La tasa para operar las máquinas artesanales se renueva anualmente y cuesta $ 200.

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En cambio, el permiso para movilización de material pétreo es mensual y se paga un dólar por metro cúbico. Sin embargo, estos valores no se aplican a la mina de San Cristóbal porque está en un área privada.

“Los mineros nos indican cuánto material van a sacar al mes y les cobramos una tasa de aprovechamiento. No cobramos por sacar material sino por la revisión de nuestros centros de control, que verifican que lo que se extrae es lo estipulado en el permiso”, asegura Rueda.

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Controles: Autoridades realizan inspecciones a las minas en Galápagos. Foto: Cortesía Parque Nacional Galápagos. 

Los riesgos biológicos y el posible encarecimiento de las construcciones son los motivos por los que se explota este tipo de minas en el archipiélago.

“Los valores de las obras públicas y privadas se triplicarían si se importa este material con lo cual se afecta al desarrollo social. Pero el factor principal es la alta probabilidad de ingreso de especies invasoras en volúmenes altos de material. Podrían venir vertebrados, invertebrados, patógenos. El riesgo de transporte es muy alto, por eso nunca se ha considerado traer materiales pétreos desde continente”, dice el experto.

Con el actual ritmo de extracción las minas tendrían una vida útil de entre 8 y 12 años. Luego de este periodo, afirma Rueda, si se decide realizar una ampliación en cualquiera de estos sitios se deberán aplicar estudios para analizar una posible afectación ambiental. “Se debe hacer una caracterización ambiental y un inventario ecológico para determinar si hay una afectación a alguna población de especies que esté cercana a la ampliación”, dice.

El especialista sostiene que la intención del PNG es que no haya extensiones de las minas y por eso promueven el uso alternativo de materiales de construcción como, por ejemplo, las paredes prefabricadas: “Hay impacto por supuesto, hay maquinaria, hay una montaña rota, pero queremos garantizar que la expansión no se dé”.

El impacto visual más fuerte estaría en la isla San Cristóbal porque el sitio de extracción está ubicado en un terreno privado cercano al puerto y se puede ver con facilidad desde el malecón. En cambio, en Santa Cruz están a unos 33 kilómetros de los centros poblados.

Rueda afirma que están conscientes de que el material en las actuales minas se acabará y el cambio a componentes alternativos sería lento, por lo que necesitan valorar opciones.

“Hemos conversado con varios municipios. Si en doce años una de estas minas se acaba se debe incentivar la explotación de otras minas que están en terrenos privados”, señala.

Aunque en 2017 repuntaron los promedios de extracción, el experto afirma que cada vez son menores y quieren mantener la tendencia. (I)