Los cambios sugeridos por la Comisión Interdisciplinaria para que evalúe la situación del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) son analizados por el país, y ya hay sectores a favor y en contra de que se puedan aplicar estas medidas.

Por eso, les preguntamos a varios de nuestros columnistas su posición sobre estas propuestas y esto fue lo que nos mencionaron.

Pablo Lucio Paredes, analista de economía y catedrático

Para el economista Pablo Lucio Paredes, las propuestas aliviarían el panorama negativo que se tiene sobre el IESS.

El 40 % de aporte del Estado, que actualmente es del 2 % del PIB, iría creciendo hasta alcanzar el 10 % del PIB (casi todo el IVA e impuesto a la renta), lo cual es inmanejable. La propuesta limita el aporte al 3 % del PIB.

Lo importante es que haya una discusión nacional que ayude a mejorar el proyecto y hacerlo aceptable para la sociedad. El procesamiento político que decida el Gobierno está en su ámbito, no en el de la comisión. Pero hay que estar conscientes de que, si no se avanza ahora en esta dirección, en un futuro cercano se necesitará otro proyecto que podría ser similar a este, o tomar en cuenta aspectos que no se han considerado, como aumentar la edad mínima de jubilación, aumentar los aportes o hacer una transición mucho más rápida hacia el nuevo sistema.

(Entre las sugerencias indispensables) hay varias: 1) Limitar el aporte estatal al 3 % del PIB, y se reparte de manera más justa en favor de las jubilaciones más bajas. 2) Se respetan derechos: los ya jubilados o los que ya han cumplido requisitos básicos se mantienen en el actual sistema; los otros irán transitando proporcionalmente al nuevo (transición de 30 años). 3) Los criterios de elegibilidad para poder jubilarse, y el cálculo de la pensión, son mucho más justos y sensatos. 4) Un sistema más atractivo para los independientes. 5) La posibilidad de afiliarse aunque sea por horas de trabajo, y el diseño de opciones que permiten no perder esos aportes incluso cuando no se llega a las condiciones mínimas para recibir pensión. 6) Mecanismos para incentivar el ahorro paralelamente al IVM del IESS.

Con reforma al IESS se corta inequidad entre quienes aportan décadas y quienes aplican ‘viveza criolla’ de aportar pocos años con sueldo alto para asegurar buena pensión jubilar

Walter Spurrier Baquerizo, analista económico

Spurrier lo ve como una propuesta sensata.

El IESS acusa una retahíla de deficiencias y el Gobierno conformó una comisión presidida por Augusto de la Torre para atender uno de los más graves: el fondo de pensiones corre peligro de perder el flujo de caja requerido para acreditar las pensiones a los jubilados.

No es posible dar una solución al problema sin un incremento en los aportes o una reducción de los beneficios. La comisión apunta a ambas cosas, pero hacerlo de manera muy gradual para que pase casi desapercibida. Asumo que la comisión hizo su tarea para determinar que con esos cambios se daba solución al problema. En Grupo Spurrier no hemos hecho aún ese ejercicio.

Lo propuesto por la comisión es razonable. Incluir los sueldos extras para el cálculo de las contribuciones al IESS es un paso lógico: las pensiones también incluyen los sueldos extras. Un muy gradual incremento del número de años de aportes es procedente dada la mayor expectativa de vida.

Quizá lo de mayor impacto será el incremento en el número de años de los sueldos que se computan para determinar la pensión. Cierto es: se evita que los afiliados voluntarios o con incidencia en las decisiones del empleador declaren una fuerte alza de sueldo en los cinco años previos a la jubilación y se beneficien indebidamente; pero, por otra parte, resultará en una pensión menor para todos los jubilados, ya que los sueldos suben por inflación.

Mi primera impresión es que la comisión ha hecho un buen trabajo. Que el Gobierno escuche propuestas alternativas provenientes de fuentes serias y que tome los pasos para su pronta vigencia.

¿Cómo puedo detectar que mi empleador está pagando las aportaciones al IESS?

Eduardo Peña Triviño, exvicepresidente de la República

Me parece una solución menos traumática que la aplicada en otros países en que se ha incrementado la edad para jubilarse y parece necesario aumentar los ingresos del fondo exigiendo más años de aportaciones.

También es lógico que sean más los aportantes y que a la postre se consiga la generalización de los beneficios del sistema. El Estado debe ser compelido a cumplir su obligación legal pagando la parte que le toca.

Deberían crearse unas acciones severas para los ministros de Finanzas que no pongan en el presupuesto anual y paguen las deudas con el IESS.

Las sociedades deben no solo reconocer sino también pagar cumplidamente la deuda con quienes a su turno fueron aportantes.

“Sí hay incremento de años, sí se aumentan aportes”, respuesta de sindicatos a propuesta de reforma del IESS para la jubilación

Inkarri Kowii, analista

El Gobierno nacional conformó una comisión especial con el fin de analizar la situación del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), después de varios años de advertencias sobre su inminente colapso, mal uso de fondos, deudas que el Estado contrajo y una constante queja sobre servicios ineficientes. Debemos pensar que el mundo y las condiciones laborales en que el IESS fue creado ya no existen. La globalización, las nuevas modalidades y relaciones laborales, la irrupción de la inteligencia artificial, el aumento de la esperanza y calidad de vida, los avances tecnológicos en la producción de bienes y servicios, así como salud, permiten que la gente trabaje más años y empiece su vida laboral más tarde. En definitiva, el sistema de seguridad social debe renovarse si quiere sobrevivir. Y esta crisis no es solo del Ecuador: es una discusión en todo el mundo.

Las reformas planteadas por la comisión gubernamental se centran en aumentar el número de aportes en consideración con un aumento de la edad para la jubilación; así mismo, propone la obligatoriedad de afiliación para los independientes formales, y forzar el ahorro de los afiliados para su propio futuro, mantiene el seguro social campesino y para los trabajadores del hogar. Es una reforma que se piensa a 30 años y busca asegurar su sostenibilidad para las nuevas generaciones. El diagnóstico es desastroso, y llama la atención la cifra de nuevos trabajadores jóvenes que no desean afiliarse. Si bien las reformas propuestas planteadas me parecen correctas, se debería empezar a discutir la necesidad de un sistema mixto, donde el ciudadano tenga la posibilidad de elegir entre el sistema del Estado o privados (no obligar a ambos). Si el Estado no genera confianza, los casos de corrupción aparecen cada mes y los servicios son ineficientes, ¿por qué deberían seguir obligando a los ciudadanos a aportar en esas condiciones? Que sea la elección del ciudadano el castigo o premio por el funcionamiento del sistema, que cada uno decida la gestión de su futuro, de acuerdo con su planificación, para lo cual incluso se debería empezar a discutir sobre educación financiera y liberalización de la economía para mayor productividad y apuntar a menos años de trabajo.

Carlos de Tomaso, analista

El derecho a la seguridad social es un derecho humano y una necesidad económica y social para el desarrollo y el progreso, y se reconoce que es una herramienta importante para prevenir y reducir la pobreza, la desigualdad, la exclusión social y la inseguridad social, e incluso un mecanismo para la transición del empleo informal al empleo formal.

En una primera mirada al proyecto presentado por la comisión encargada, plantean modificaciones a las reglas no solo para los nuevos aportantes (los que recién inician la vida laboral), sino para los trabajadores que ya vienen aportando con la previsibilidad de unas reglas. Así, se pretende modificar los años de aporte subiendo cinco años adicionales; se pretende modificar la fórmula de cálculo de la pensión a base de los 30 mejores años, lo cual sin duda implicará una disminución de la pensión respecto de la norma actual (5 mejores años); se pretende crear una desigualdad de derechos entre los afiliados voluntarios (quienes pueden elegir aportar o no para el sistema de salud) y los afiliados con relación laboral (quienes no pueden escoger); se pretende aplicar el aporte al IESS en la decimotercera y decimocuarta remuneración, sobre las cuales hoy no se aporta, entre otras modificaciones a los actuales aportantes; se pretende imponer que el fondo de cesantía solo pueda ser retirado en el momento de la jubilación. Estos cambios a quienes ya están en el sistema, desde mi óptica, son contrarios a la Constitución.

Respecto de las cosas positivas, e insisto: para los nuevos afiliados, destaco las modificaciones propuestas para los planes de ahorro, en especial la creación de cuentas individuales con incentivos tributarios, y además con la posibilidad de que el trabajador pueda elegir la entidad financiera que gestione los recursos. La propuesta de conformación del Consejo Directivo del IESS agregando delegados de la sociedad civil y de los jubilados también es destacable.

En definitiva, se abre el debate y hay muchos temas que discutir.

Mauricio Gándara Gallegos, excanciller

La severidad de las medidas propuestas nos revela que el desequilibrio es terriblemente grave. Pero, al mismo tiempo, nos hace pensar en la factibilidad de que los aportantes las acepten sin que se produzca una inmensa conmoción social. Además, cuando la gente ha perdido confianza en las instituciones, será muy difícil restituir la credibilidad, y la gente crea que las draconianas medidas propuestas serán la solución definitiva. Que hay que encontrar una solución para evitar la quiebra del sistema de pensiones es indudable, pero me parece que, si la adopta en la forma tan dura como se la propone, sin otras medidas que alivien la carga, puede que las cosas no sean aprobadas por los órganos del poder público. Se me ocurre, por ejemplo, que el producto de la venta del petróleo de los campos del ITT podría ser dedicado al fondo de pensiones del IESS, en vez de ser enterrado, como se plantea en la consulta popular que, además, no debe tener retroactivo, como se dice, no lo tendrá en la consulta sobre la explotación minera en el Chocó Andino.

La solución primera es la de liberar al IESS de toda injerencia política. Son los Gobiernos los que han usado y abusado de los fondos de la seguridad social. Fue para que la seguridad social sea posible y como resultado de estudios actuariales que el presidente Arroyo del Río decretó el aporte del Estado del 40 % al fondo de pensiones; eso ha dejado de cumplirse, y hoy enfrentamos la quiebra de ese fondo; y cientos de miles, millones ven peligrar el ahorro de sus vidas.

En Francia, país rico, hay terribles manifestaciones en protesta por el aumento de dos años en la edad para poder jubilarse; qué ocurrirá en Ecuador, país pobre, por el aumento de cinco años para acogerse a la jubilación.

Que hay que encontrar soluciones. Es inevitable.

Katia Murrieta, analista

La comisión encargada de sugerir las reformas al sistema de pensiones del IESS ha propuesto algunas alternativas que están mereciendo el rechazo de un buen sector de la ciudadanía.

No hay duda de que la cuerda se rompe siempre por el lado más delgado. Por décadas, los politiqueros y gobernantes de turno han venido sistemáticamente engordando el número de trabajadores del IESS, con una corrupción instalada que, lamentablemente, por esfuerzos que se hagan, no termina. El instituto fue convertido en botín político, y sus instituciones, como los hospitales, en mecanismos de venta para comprar conciencias y opiniones. Recordemos los negociados que se han dado para la adquisición de insumos, equipos, medicamentos, etc., en detrimento de la salud y del bolsillo del pueblo ecuatoriano. La deuda con el Estado es otro monstruo de atraco; no sabemos si, al fin, los cálculos actuariales dieron un resultado aceptable para los afiliados. Antes, las liquidaciones se hacían conforme a la oferta y demanda del empleado y necesitado. Y desaparecían los fondos que se depositaban. Cuando hubo la crisis hospitalaria, muchas clínicas privadas, en contubernio con ciertos funcionarios, inflaban las facturas mermando los capitales de la institución. Los contratistas de buena fe del IESS padecen años mendigando que les paguen lo que les adeudan. Y les cobran hasta el 30 % de lo debido para “facilitar” el pago. El espacio no alcanza para describir tanta corruptela.

Si no fuese por la inveterada mala administración, el Instituto no debiera atravesar por estos problemas. Y ¿qué pasa con el Biess? Con tantos préstamos concedidos, debiera tener una solvencia económica tal que justifique su creación.

La calentura no está en las sábanas.

Roberto Aspiazu, analista

En un país donde los temas de seguridad social son un tabú, es encomiable que la Comisión Especial sobre el IESS haga una propuesta integral y disruptiva a fin de conducir a la modernidad el obsoleto sistema de invalidez, vejez y muerte (IVM), que, por su falta de sostenibilidad en el tiempo, está condenado a su inevitable quiebra y desaparición.

El conjunto de medidas propuestas apunta a fortalecer económica y financieramente este régimen asistencial, aumentando su factor de cobertura de la población económicamente activa (PEA) e imponiendo la obligatoriedad de afiliación a los profesionales independientes, así como la inclusión de los trabajadores informales.

Sin aumentar la edad de jubilación fijada en 60 años, se abre la posibilidad de estimular un retiro laboral tardío con un mayor número de aportaciones, a cambio de una pensión de vejez más generosa. Resulta innovativo proponer, por ejemplo, que, si el afiliado tiene un seguro de medicina prepagada de ámbito privado, no esté obligado a mantener el mismo seguro con el IESS, aliviando la carga correspondiente a sus desbordados centros hospitalarios.

El Gobierno del presidente Guillermo Lasso tiene la oportunidad de dejar un legado perdurable de su gestión con esta reforma al IESS, que en condiciones políticas normales resultaría imposible de llevar a cabo.

Fabián Corral, analista

En general, las reformas propuestas parecen acertadas, y se puede apreciar que obedecen a consideraciones técnicas. Son una respuesta a la grave crisis que afronta el sistema de pensiones, el régimen de jubilación patronal y otros los relacionados con tales temas.

El tema central, sin embargo, es la viabilidad política, ya que se la presenta en una época de campaña electoral, en la que las mejores sugerencias serán examinadas bajo óptica demagógica, probablemente sin conocimiento de causa, lo que puede dar lugar a que se soslayen los grandes problemas que aborda la propuesta.

Sería muy importante que, pese a la coyuntura política, la propuesta se valore y constituya un importante elemento de juicio para propiciar un debate de la sociedad civil, con la objetividad, la intensidad y la persistencia que obliguen a que la próxima legislatura y, desde ya, los candidatos a asambleístas tomen en serio la propuesta y la incluyen en sus proyectos.Ojalá ocurra así. De lo contrario, será penoso que estos temas y las propuestas sugeridas se ignoren y se entierren en el cansino debate electoral, en el cual los asuntos más graves del país no se tratan con la objetividad y la ponderación que merecen.

Eduardo Salgado, analista de temas empresariales

La verdad es que luego de leer la propuesta y sus dos opciones, que son: a) aumentar la tasa de aporte, la edad mínima de jubilación y el subsidio o contribución fiscal anual; b) mantener la edad de Jubilación en 60 años y la tasa de aporte en 11,06 %, limitar la contribución o subsidio fiscal al 3 %/PIB, ayudar a los afiliados de ingresos bajos con planes de ahorro obligatorios para afiliados de ingresos altos, me parece que solo va a demorar la agonía del sistema de pensiones.

Lo recomendable es que primero se realice una reingeniería del IESS, estableciendo un buen gobierno corporativo, administradores profesionales usando inteligencia artificial para mejorar el servicio y los procesos. Adicionalmente, el Gobierno central debe otorgar el presupuesto apropiado al Ministerio de Salud, para que ellos se encarguen de atender a las personas no afiliadas, para que así no utilicen los servicios hospitalarios del IESS.

Este problema lo evidencié cuando teníamos un negocio familiar de servicios de diálisis y que el Ministerio de Salud no pagaba los servicios prestados, y, aunque tarde, el IESS sí pagaba. Dentro de la reingeniería propuesta del IESS, se debe establecer un gran departamento centralizado de compras públicas que de manera digital puedan realizar compras evitando que el sistema se corrompa y que exista el inventario de medicinas a nivel nacional.

Finalmente, se deben tramitar urgentemente cambios en el código laboral que permitan nuevas formas de contratación aumentando el empleo y afiliación a la seguridad social. En analogía con un paciente en cuidados intensivos, primero hay que estabilizar al paciente, curando las hemorragias ya detectadas y prevenir las hemorragias que vendrán para, una vez estable, darlo de alta. Me parece además que hay que pensar en convocar a una consulta popular para que le pregunte a la gente si quiere continuar con sistemas de reparto o sistemas privados y si quiere que su jubilación sea digna o incierta.

(O)