Son muchas las cosas que el Ecuador necesita. Son tantas que es difícil empezar. A nuestro país le urge recuperar la fe y confianza en sus autoridades. Me temo que en gran parte ambas están perdidas. Muchos de los conflictos que nos hastían explican la decepción. Múltiples de nuestras autoridades se pasan el tiempo echándose la culpa de todo y descuidan acciones relevantes. Por más que se habla de unir esfuerzos, de luchar por la misma causa el entusiasmo dura unos días hasta que surge una nueva separación.

Lo que esas autoridades no visualizan es que son un referente para la juventud. Y que, quiéranlo o no, de ver tantas barbaridades y conflictos los jóvenes replicarán parte de esas conductas. Así: en las elecciones estudiantiles se discutirá la existencia de fraudes, se insultarán los candidatos, se presentarán acusaciones de traición, etc.

En lugar de la alta cantidad de conductas despreciables lo que necesitamos es alimentar el espíritu de lucha en la juventud, mostrarle el camino del bien con hechos y no solo con palabras, estimularle bregar por las causas justas por los caminos correctos y de bien, enseñarle que los complejos son superables, nutrir su civismo, luchar por sus semejantes.

Necesitamos cultivar la autoestima de nuestros niños y niñas. La autoestima es un factor determinante en sus vidas. Ella ahuyentará la incursión de cualquier complejo. Necesitamos cultivar en la sociedad la necesidad de tratar bien a nuestra familia, a los ancianos, a las personas vulnerables, a nuestras mascotas. El cambio debe empezar ya. Cada uno de nosotros es producto, en parte, de lo que hemos vivido. ¿Se imagina usted cómo serán las sentencias que dicte un juez o jueza maltratado/a en su infancia? ¿Se imagina usted cómo será la juventud de un niño que vio a su papá llegar borracho con mucha frecuencia? ¿Se imagina usted cómo tratará a su esposa un adulto que en su niñez vio permanentemente maltratada a su madre? ¿Serán delincuentes o seres de bien quienes vieron permanentemente a su papá delinquir asaltando a los transeúntes? ¿Será traficante de drogas o una persona de bien quien vio a lo largo de su vida vender drogas en su hogar?

¿Queremos cambiar o limitarnos a ser espectadores de un presente y un futuro tan desolador?

No hay elección. Debemos luchar por el cambio, por la justicia, pero por los caminos correctos y en el marco de las leyes. Hace muchos años me dijo un personaje famoso: “Doctor: Los hijos bien criados no son conflictivos”. Tenía toda la razón. Hay que criar bien a los niños. Es parte de la ruta de una sociedad sin conflictos. La armonía y el amor en el hogar se reflejarán en armonía y paz en la sociedad. Es algo tan sencillo y al parecer tan difícil de asimilar. Velasco Ibarra decía en 1929: “El Ecuador aún puede salvarse”. Visualicemos el alcance de nuestras acciones y sus efectos. ¡Empecemos por ahí!

Es este un artículo algo romántico, tal vez cursi, pero algunas ideas pueden servir. Cada uno debe aportar en lo que puede. (O)