La situación política de Guillermo Lasso ha sido complicada desde antes de ser presidente.

Recordemos que el 7 de febrero de 2021, el primer pantallazo de los noticiarios de TV lo ubicaban en tercer lugar, detrás de Andrés Arauz y Yaku Pérez, esto es, fuera de la segunda vuelta electoral.

De no mediar la ayuda del control electoral del PSC, para contar sus votos que lo ponían en segunda vuelta, y luego, de la presión política de su aliado en el CNE para defender ese derecho, la presidencia estaría hoy en manos de UNES o PK.

El 14 de mayo de 2021 decidió romper con el PSC, que, según fuentes confiables, había consolidado una mayoría que rebasaba los 100 votos, y en su lugar, optar por otra de 72 votos con PK e ID, y con Guadalupe Llori a la cabeza, mayoría que duraría muy poco tiempo.

Gobernar un país, además de liderazgo, capacidad administrativa (...), requiere un gran manejo político.

De allí en adelante, la oposición liderada por UNES, PSC y la facción extrema de PK (Leonidas Iza) fue sumando más adeptos, unos alegando promesas incumplidas y otros huyendo del acelerado desgaste oficial en las encuestas, consecuencia de una reforma tributaria impopular y del fracaso en el control de la inseguridad que se disparaba a niveles inéditos.

Así llegamos a junio de 2022, cuando en medio de protestas masivas y paralizaciones impulsadas por gremios y grupos anarquistas en todo el país, la mayoría de oposición en la Asamblea Nacional, haciendo uso de una facultad prevista en la Constitución, intentó su destitución. Nuevamente el PSC salvó al presidente al no sumarse a la moción.

Luego de ello, las pugnas por la elección del superintendente de Bancos, el control del CPCCS y del Consejo de la Judicatura, agriaron más las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo, con acusaciones y calificativos tan graves, que dejaban ya muy poca piel para posteriores acuerdos o, siquiera, armisticios.

Entre tanto, pese a que el deterioro de la popularidad del Gobierno seguía en caída libre, y de advertencias de diversos sectores, este insistió en convocar a una consulta popular que lejos de ser el oxígeno político que buscaba, se convirtió en un lastre más para la ya asfixiante situación política.

La cereza del pastel fue el Caso Encuentro, denunciado por La Posta, el cual, además de la investigación fiscal que avanza, ha motivado el juicio político recientemente calificado por la Corte Constitucional, que podría desembocar en una sucesión presidencial a corto plazo; máxime, si en esta ocasión el eterno salvador (PSC) ya ha anunciado que votará a favor de la destitución del presidente.

Gobernar un país, además de liderazgo, capacidad administrativa y experiencia en la función pública, requiere un gran manejo político.

Lo relatado evidencia las serias deficiencias del manejo político del Gobierno. No únicamente por la inexperiencia del presidente, comprensible, viniendo del sector privado, sino por no haberse rodeado de un entorno experimentado y exitoso, que se haga cargo de la política.

Hoy tiene un nuevo premier, el de mayores credenciales de su gobierno. Lamentablemente, parecería que llegó tarde.

Seguiremos comentando en esta columna. (O)