Existe la necesidad de entender la cultura como un derecho primario e imprescindible de los ciudadanos, así también como un pilar fundamental del desarrollo sostenible de una sociedad, lo que denota la urgencia de fortalecer su institucionalidad a través de una dotación presupuestal acorde al potencial cultural de la población y del sector.

La tendencia en nuestro país, a considerar la cultura como una actividad desvinculada del desarrollo, hace que el sector padezca de un creciente debilitamiento presupuestal que dificulta atender las necesidades de la población. Comprender que cultura no solo es entretenimiento, estética e industria es un paso fundamental.

La ilusión movilizadora

Igualmente, la falta de una visión integradora y descentralizada de la política cultural desde un Ministerio de Cultura y Patrimonio como órgano rector del Sistema Nacional de Cultura, hace que dicho presupuesto se atomice y disminuya, en vez de potenciarse en esquemas de colaboración institucional. Es necesario exigir que las asignaciones presupuestales sean coherentes con las necesidades culturales invisibilizadas actualmente.

Matices de un concepto

Según el PDOT 2019-2023, Guayas tiene una población de aproximadamente 4′500.000 y la asignación presupuestaria de la Casa de la Cultura Núcleo del Guayas para cultura en relación a sus habitantes es de apenas $ 0,16. Algo irrisorio que no alcanza a cubrir las necesidades de su infraestructura cultural tanto de espacios como programas y equipamientos. Quizás sea el desconocimiento de autoridades de la importancia que tiene el arte, la cultura y su incidencia en la construcción de vínculos humanos, prevención social ante la inseguridad, sanación, construcción de pertinencia comunitaria que repara el tejido social y consolida espacios inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

Comprender que cultura no solo es entretenimiento, estética e industria es un paso fundamental.

El resultado es una sociedad débil, violenta y con logros seriamente disminuidos. Por ejemplo, en Guayas urge implementar programas culturales de prevención, de intervención. Si no existe una política pública sectorial de fomento al sector cultural con su respectivo presupuesto, incremento paulatino para el financiamiento sostenido de la producción y circulación cultural y artística; así como mantenimiento de su infraestructura, con marcos laborales y de protección social que tomen en cuenta las particularidades del trabajo artístico y cultural, para garantizar derechos y condiciones de trabajo adecuadas, seguiremos en peores condiciones.

Presupuesto y cultura

Considero necesario que la histórica falta de interlocución entre las diversas instancias de Gobierno, de reconocimiento y de atención en materia cultural, como la gran ausencia del Ministerio de Cultura y Patrimonio se debe transformar en un trabajo en conjunto. Es necesario encarar una ardua tarea de armonización jurídica y normativa que evite las contradicciones actuales, urge que se aprueben las reformas a la Ley de Cultura como también garantizar el impulso de financiamiento de la cultura para todas sus instituciones y sus proyectos de carácter transversal, con el convencimiento de que no hay mejor uso de los recursos públicos para enfrentar la situación de emergencia social que vivimos en nuestro país que el de promover la cultura y, con ello, la paz, el bienestar y el desarrollo. (O)