Es imposible no hablar del proyecto de Ley de Atracción de Inversiones, Fortalecimiento del Mercado de Valores y Transformación Digital porque, si bien era un proyecto normativo que reformaba varios cuerpos legales, contenía un capítulo de zonas francas. Como lo he repetido en sendas ocasiones en otros artículos, las zonas francas son una perfecta herramienta de competitividad, generación de empleo y atracción de inversiones.

Algo que debo reconocer del Gobierno del presidente Lasso, es que han entendido que se necesitan buscar distintas herramientas para fomentar la atracción de inversiones para el país. No podemos depender únicamente del crudo y de las exportaciones de productos tradicionales, porque pueden suceder externalidades, como la guerra entre Ucrania y Rusia o la pandemia, que desestabilizan los mercados y producen grandes pérdidas económicas.

Es momento de convertirnos en un verdadero destino de inversiones, pero ¿estamos haciendo algo para lograrlo?, ¿estamos encaminados a ser una estrella de atracción de inversiones? Sinceramente, con el marco regulatorio actual, es difícil determinarlo a ciencia cierta, pero hay atractivos que ni la Asamblea Nacional nos puede quitar, como Galápagos –destino turístico–, reservas petroleras –exportaciones–, la posición geográfica para la agricultura y la predisposición de los ciudadanos de poner el hombro para salir de la crisis.

Los señores asambleístas deben entender que el jueves los ecuatorianos perdimos la posibilidad de obtener alrededor de 180.000 empleos directos e indirectos con las zonas francas, millones de dólares en construcción de infraestructura y la necesidad de cambiar el futuro del Ecuador.

Muchos de ellos, creen que el ciudadano de a pie no se da cuenta de los atropellos que se causan a nuestro sistema legislativo en nombre del pueblo, la patria y el poder que la Constitución les otorga. Señores, recuerden que los ciudadanos tenemos memoria, todo el daño que ocasionen al bolsillo del pueblo ecuatoriano y todas las oportunidades que nos nieguen durante su período como asambleístas, no se olvidan. Recuerden, también, que ustedes están para servirnos a todo el pueblo ecuatoriano, no a su ideología, sus intereses personales o a servirse de los recursos de los ecuatorianos.

Puede que este artículo tenga un tono político, a diferencia de los otros que escribo, pero realmente la economía del país, y de todos los ciudadanos, sufre un golpe tremendo con el archivo del proyecto de la Ley de Inversiones.

Por otro lado, se proyecta que América Latina reciba, aproximadamente, 70 mil millones de dólares en inversiones para industrias, que podrían generar más de un millón de empleos y la construcción de infraestructura, de todo tipo, para atender esas inversiones. ¿Creen ustedes que sin zonas francas realmente podemos competir con otros países de la región, como República Dominicana, Colombia o Uruguay? Lo veo difícil, el inversionista no sólo busca incentivos para ubicar su inversión, sino también confianza, que es exactamente lo que nuestra Asamblea Nacional no proporciona, ni para los ciudadanos peor para los inversionistas extranjeros.

Espero que esto pueda convertirse en una oportunidad de enviar un proyecto de Ley de Zonas Francas que ponga a Ecuador en las mismas condiciones de competitividad que nuestros vecinos y que se generen los empleos que tanto se necesitan. (O)