Hace más de una década, Andrés Oppenheimer escribió el libro titulado Cuentos chinos, en el que mezclaba investigación con opinión económica, política y visión de la globalización. En un capítulo explica la apertura de China a las inversiones extranjeras y la forma en que se redujo la brecha de la pobreza, todo gracias a la globalización.

Traigo este tema a colación dadas las noticias que se han suscitado en los días pasados en Ecuador. El Comité de Comercio Exterior dio el dictamen favorable para que se inicien las rondas de negociación entre Ecuador y China para lograr un acuerdo comercial. El Gobierno ha mencionado que buscan que el acuerdo comercial esté listo para finales del 2022 o principio del 2023. ¿Es corto el tiempo? Depende de lo que se busca con el acuerdo comercial, si se busca un acuerdo integral donde se van a negociar todas las industrias, cupos, desgravaciones y demás, pues sí suena poco; pero si el Ecuador tiene en mente negociar solo un paquete de temas muy específicos y el resto aceptar condiciones generales de China, pues parecería que el tiempo estaría justo.

Pero he aquí la importancia de la negociación de un acuerdo comercial, más aún con China; ya se ha denotado que nuestras pasadas negociaciones con China no han sido de lo más beneficiosas para Ecuador. Recordemos las negociaciones de la preventa de petróleo donde, según investigaciones, Ecuador dejó de ganar aproximadamente 3 dólares por barril, es decir, una de las negociaciones más desastrosas para el crudo ecuatoriano.

¿Cómo evitamos que volvamos a caer en ese cuento chino? Pues en este caso sería el arte de negociar por parte del equipo ecuatoriano con una estrategia clara, entendiendo las sensibilidades de los sectores en Ecuador, especialmente las industrias locales que podrían verse afectadas por falta de competitividad frente a productos chinos con mano de obra más económica y mayor tecnología.

Es crucial entender, también, que la balanza comercial con China es deficitaria en aproximadamente 1.500 millones de dólares, es decir que si nuestras exportaciones pueden crecer 35 % y las importaciones desde china se mantienen, la balanza comercial se empareja un poco más. Pero si las importaciones desde China crecen también 35 %, entonces continuaríamos con una balanza comercial deficitaria e incluso con el perjuicio de afectación a ciertas industrias locales.

Pensar que en las negociaciones de los acuerdos comerciales hay un ganador y un perdedor significa que no se ha hecho bien el trabajo; las negociaciones buscan crear un acuerdo comercial que sea beneficioso para ambas partes y todos ganen. El arte de negociar de nuestro equipo es crucial, tanto en la parte técnica de comercio exterior como entender las necesidades de cada uno de los sectores que pueden ser muy vulnerables.

Un acuerdo comercial con China podría ser muy beneficioso para el sector exportador, sin lugar a dudas, pero también debemos de pensar en nuestra industria local para que puedan acceder a herramientas de competitividad para que puedan hacerle frente a los productos chinos, por eso también, zonas francas serían una gran herramienta para robustecer la industria ecuatoriana. (O)