En la ciudadela Alborada, en ciertas etapas, residentes cerraron vías para su autoprotección por la delincuencia; lo cual causa fricciones entre algunos moradores cuando no pueden ingresar, o por los valores que se establecen para realizar una medida barrial de seguridad interna.

Vivo en la ciudadela Alborada. He visto a través de 42 años los cambios; fueron invasiones aledañas y construcciones de ciudadelas populares en los alrededores.

Todos tienen derecho a mejorar y cambiar sus estatus de vida, pero el ingeniero Rodolfo Baquerizo diseñó y construyó Alborada para ser residencial. Los residentes deben tener acceso a las herraduras, vías, calles; vivir tranquilamente lejos del casco comercial, molestoso por la bulla. ¿Y qué pasó con esa quimera? Quedó en sueños de gente que quiso una bonita convivencia, no dividir las villas en cuartitos y alquilarlos, no apoderarse de vías peatonales, aceras... Otro problema: los sitios feos aledaños, la delincuencia, la drogadicción, el expendio de estupefacientes dieron otro giro a la ciudadela; se convirtió en comercial, lucro, popular; se acabó la paz, seguridad. El robo, la droga están a la orden del día.

El punto de controversia a nivel nacional en cuestión de seguridad son los vacíos de leyes risibles, porque beber alcohol en la vía pública significa pagar 4 dólares por la contravención, cuando antes era unos días de cárcel. Aumentó la inseguridad, el crimen organizado, las mafias, las extorsiones, matanzas, balas; cúmulo de peligros que viven la Alborada y el país.

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En las diferentes etapas, los dueños de villas consideraron organizarse sin el debido estudio técnico, proyecciones; iniciaron enrejando vías peatonales por orden de ciertos ‘personajes’ que ponen las reglas, resguardo a sus casas; luego siguió el descuido de cerrar las puertas de las vías y calles a peatones, sin resultados. Cerraron las herraduras para que unos cuantos protejan sus carros de los robos. Sería un arma de doble filo: vecinos se están ‘enfrentando’ por no concordar en ideas, pretensiones de ‘seguridad’ con valores altos, sin conocer leyes, ordenanzas ni contravenciones. (O)

Mariela Francis Lamar Lamar, licenciada en Periodismo, Guayaquil