Se va (casi seguro) Trump con una enorme carga negativa, se lo buscó en su forma de actuar vía Twitter y su extraña personalidad peleándose con medio mundo, y en su forma de insinuar que mezclaba negocios personales e intereses del país. Según algunos, destruyó la institucionalidad básica, como es la separación de los poderes –pero hay pocas demostraciones reales sobre el tema (ejemplo, no lo es que haya nombrado una jueza de la Corte Suprema a última hora)– y más bien puede haber indicaciones contrarias como el nombrar jueces “originalistas” (que no intentan hacer leyes vía su interpretación, sino que dejan ese rol al legislativo y solo aplican dichas leyes). En la economía juntó la cal (aranceles y freno al comercio mundial) y la arena (bajar impuestos y desregularizar). Igual con la China: un grave error dejarle el terreno libre abandonando el Acuerdo Transpacífico, y lo bueno, haberle enfrentado, mostrando cómo viola propiedad intelectual y manipula a su favor el comercio internacional (Obama le había dejado vía libre).

Lo más grave quizás hoy en los Estados Unidos es lo que señala John Bicknell: “1876 es un ejemplo de lo que puede suceder cuando los oponentes políticos son retratados no simplemente como equivocados, sino como malvados. Así, para detener el mal, todo está permitido”. Odio en lugar de oposición y cada vez más distanciamiento ideológico entre demócratas y republicanos (…), pero ¿eso es responsabilidad de Trump? Lo dudo, es un tema que se ha fraguado poco a poco, aunque él ayudó a través de la descalificación y su enfoque antivalores.

Ahora llega Biden y me parece muy negativo. Primero por lo que dice Franklin López Buenaño. “El Washington Post califica su programa de estar más a la izquierda que la de cualquier otro demócrata del pasado. Eso es malo no solo en la economía, sino como una amenaza a la autonomía individual, a la opción escolar (bono educativo), al derecho a portar armas… y más. El gasto fiscal propuesto es mucho más alto y sugiere financiarlo con un aumento de los impuestos actuales y nuevos impuestos, y más deuda. El Wall Street Journal advierte que en la economía el impacto corrosivo será a largo plazo, aumentado costo del capital, reduciendo incentivos para trabajar e invertir y disminuyendo productividad… “Cuando se examina su plataforma, tiene una ‘visión de izquierda’ y una serie de medidas para intervenir en la vida de las personas. Promete, por ejemplo, perseguir agresivamente a los que violan las (malas) leyes laborales, o que participan en el “robo’ de salarios (idea marxista de que los capitalistas se apropian de un ‘valor excedente’) ...”.

En esa misma línea, con John Bicknell: “Esa dinámica negativa existe hoy, agravada por las demandas y expectativas excesivas que ponemos en el gobierno… Una de las motivaciones del conservadurismo moderno es hacer que las elecciones sean menos importantes al disminuir el papel que juega el gobierno en nuestras vidas. La tendencia ha sido en sentido contrario durante casi 100 años, lo que explica la naturaleza absorbente de la política en la cultura actual”.

Es el riesgo de Biden: más gobierno y más política en la vida personal y económica. Eso es peor que las actuaciones de Trump… quien era el menos malo. (O)