Es lamentable que la Asamblea y el Gobierno Nacional se hayan dejado convencer por un grupo de lecheros para prohibir y criminalizar la comercialización del suero de leche. No podemos permitir que en nuestro país se utilice como herramienta política a un producto que internacionalmente es aceptado y regulado de manera técnica.
En marzo del presente año, Ecuador Libre se adelantó y publicó un extenso y muy claro informe sobre el suero de leche. Con información recabada de organismos internacionales tales como la Organización Mundial de la Salud, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos se concluye que el lactosuero o suero de leche es un valioso complemento nutricional, pues posee valores nutricionales más altos comparados a otras fuentes de proteína. Además, de acuerdo al Centro de la Industria Láctea del Ecuador, alrededor del 39% de los niños con desnutrición podrían beneficiarse del suero de leche y la desnutrición se reduciría del 24% al 14% a nivel nacional.
Supongo que los asambleístas ignoran los beneficios del suero, pues han resuelto algo nefasto: prohibir un alimento de alto contenido nutricional y de bajo precio. Si esta lógica la repiten en el futuro, se me ocurre que prohibirán los embutidos, mermeladas, cereales, menudencias, jugos con pulpa de fruta, etcétera.
Y parece que Lenín tampoco conoce el mercado, pues declaró que esta medida ayudaría al sector lechero. Prohibir o limitar el uso de un derivado de la leche no los ayuda, los estanca y les corta la capacidad de innovación, de buscar otros usos y mercados para el lactosuero, disminuyendo sus ingresos y plazas de trabajo. Y también perjudica a todos los ecuatorianos, pues tendremos que pagar más por productos lácteos. Moreno indicó que a nivel industrial el suero deberá ser comercializado en polvo y, de acuerdo a Pablo Arosemena, presidente de la Cámara de Comercio de Guayaquil, solo una empresa tiene maquinaria para transformar el suero líquido a suero en polvo.
Si no hay maquinaria suficiente para procesar, habrá mucho desperdicio de suero y esto sí es un problema si se lo desecha a los ríos. Hoy los queseros del país comercializan el suero y generan una platita extra. Ahora o invierten más de 200.000 dólares en una planta de aguas residuales o no tendrán más alternativas que botarlo hasta que existan más empresas que se dediquen a transformar el suero.
El Gobierno tiene que entender (y luego explicarle a sus amigos lecheros) que el lactosuero es una materia prima valiosa para fabricar productos como proteína líquida o en polvo, leche de fórmula para niños, barras energéticas e inclusive envases 100% biodegradables. Permitir su uso fortalece la economía circular, la competitividad y no crea privilegios.
El presidente Moreno tiene en sus manos la obligación de vetar la reforma que le pasaron y permitir la libre comercialización del suero de leche. Caso contrario, se unirá al ridículo hecho por la Asamblea Nacional al criminalizar la producción de alimentos. (O)