La esencia extractora de la capital no cambiará. No es posible el progreso equitativo de la nación, mientras perdure la estructura actual de gobierno. Si creen que exagero, analicen las palabras del alcalde de Quito. En una entrevista con “2 pelagatos”, uno de ellos le preguntó con qué dinero financiaría los $ 300 millones que vale su proyecto de extender el metro hacia la Ofelia, y Yunda contestó: “el Gobierno Nacional”. El otro le hizo notar que el Gobierno les debe millones a las prefecturas, y Yunda replicó: “El Metro de Quito yo no lo he construido, ya está ahí, tenemos que darle soluciones... acudir al Gobierno Nacional y decirle: Señor presidente, tenemos que seguir creciendo (con más tramos), o, aquí está su Metro de Quito; pero nosotros no nos vamos a embarcar en una aventura en donde le pueda quebrar la economía (al municipio)” (sic).

Hay un montón de obras más importantes para la nación que este nuevo tramo del metro: los 4 o 6 carriles a Machala y Quevedo (aortas del flujo agroexportador), el puente Sur (por ser la puerta al mundo, se castiga a Guayaquil triturando nuestra perimetral, generando trancones, muertes y polución), el acceso al nuevo aeropuerto de Daular y su continuación hasta el puerto de aguas profundas en Posorja, etcétera. Todas esas obras impactarían positivamente en el Ecuador entero, pero no se hacen porque Quito se adueña del capital de todos los ecuatorianos. Ahora Yunda quiere más. Su más prominente asesor (un arquitecto que nunca construyó algo, un intelectual y profesor de la Flacso) reconoce que “el municipio de Quito tiene 21.000 empleados, 57 unidades administrativas independientes ... una administración absolutamente ineficiente”; sin embargo, dice: “No habrá recorte de personal”. Al capitalino le parece tan natural que los demás ecuatorianos “les demos pagando” todos sus excesos y buen vivir. De hecho, este giro lingüístico de darasme haciendo, darasme viendo, darasme consiguiendo, darasme, darasme, darasme, es, en sí mismo, muy revelador de la idiosincrasia pedigüeña del Quito colonial y extractora del Quito colonizador actual, que se concibe a sí mismo como ciudad rectora de los ecuatorianos, sinónimo de lo nacional, dueño y señor de la cuenta única.

Escúcheme bien, alcalde Yunda: 2 de los concejales de Quito andan con grillete, involucrados en coimas por $ 80 millones. El metro que usted quiere ampliar es un proyecto manejado por el municipio, no por el Gobierno Nacional, así que, Sr. Yunda, no se confunda. Es una obra adjudicada a Odebrecht, respecto de la cual César Montúfar, candidato a alcalde, denunció en la Fiscalía que habría evidencias de sobornos; mencionó que el Meinl Bank (Antigua y Barbuda) sería el vehículo del pago, que bastaría revisar la cuenta pantalla de Klienfeld Services Ltd. en el Antigua Overseas Bank para identificar a los funcionarios corruptos.

Ya los ecuatorianos tuvimos que darles pagando el trolebús (con sobreprecio), el ferrocarril turístico, ya el Gobierno está quebrado por haberles dado construyendo Collas, la ruta verde y todas las vías de 6 carriles que salen de Quito. Ahora quiere usted que le demos pagando un metro más largo. Los fondos públicos no son, como pregona la tarjeta preferida por allá: un mundo sin límites. No sea usted tan caradura.(O)